La elección de traducir y editar estas entrevistas podría parecer obvia, pero no por ello menos acertada ni desprovista de desafíos, muchos de ellos resueltos con solvencia. Otros, muy dependientes de cómo se medirá la actualidad de las palabras de Chomsky con el resultado final del conflicto.
Después de siete meses de conflicto, la presencia mediática de la guerra en Ucrania se ha convertido en un tema paradójico, adentrándose en una extraña ausencia habitual de todo conflicto que se cronifica y apareciendo de forma lateral todavía, como recordatorio incómodo de que existe una guerra en Europa y que de su resultado depende gran parte del futuro del continente, sino del alineamiento de las potencias globales. Mientras que las noticias sobre la guerra parecen noticias de última hora y ruido de fondo al mismo tiempo, las columnas de opinión se debaten en un interregno impotente de denunciar la actuación rusa como una deplorable agresión y asumir que será necesaria una salida negociada a la guerra que al menos admite como legítima la advertencia de Putin de que Ucrania jamás entrará en la OTAN.
La reciente recopilación de entrevistas de Noam Chomsky editada por Altamarea, que bajo el título Por qué Ucrania recopila las respuestas del autor justo antes y, sobre todo, durante la invasión, quizás pueda resultar como una perturbación estimulante en este plano escenario discursivo, aunque sea para entender mejor sus contornos. Además de ofrecer una retrospectiva y un contexto necesarios sustentados en años de atención e intervención en el tema de la expansión de la OTAN, Noam Chosmky ofrece su propia perspectiva que, lejos de ser una simple triangulación entre estas dos posturas ideales (la denuncia incontestable a la invasión rusa y la aceptación de los términos generales de una negociación con Putin) puede ayudar aunque sea a entender que la solución está lejos de una mera reducción a estas dos dimensiones.
No me interesa tanto re-escenificar aquí las posibles causas y quizás aún posibles soluciones a la guerra de Ucrania ni mucho menos del conflicto geopolítico que subyace no tanto porque, si bien es cierto, hay muchos que lo están haciendo todos los días mucho mejor de lo que yo jamás podría, sino porque creo que estas entrevistas se dejan a una lectura que no se ha visto tantas veces reflejada: cómo la esfera mediática está metabolizando este conflicto y cómo, en cierta medida, la visión del individuo medio (esa gran pero tan relevante ficción) está condicionada por la misma. Qué nos están diciendo y, en el fondo, qué nos estamos creyendo que pasa en Ucrania. Una cuestión, la del funcionamiento de los medios del capitalismo global contemporáneo, en la que Chomsky también ha incidido con probado acierto antes.
No trato de esquivar sin embargo la postura de Chomsky, que ha recibido sus críticas por ser supuestamente deferente en exceso con Rusia, si bien una lectura atenta de sus palabras es suficiente para desbancarlas. Pues la recopilación de la historia del expansionismo de la OTAN difícilmente puede verse como especial simpatía por la agresión rusa sino simplemente como el contexto necesario para entenderla. Porque otra manida fórmula que sin embargo parece necesario rescatar en estos momentos es qué explicación no es justificación. Y por lo despreciable que puedan ser algunas posturas que se han leído en algunos oscuros rincones de Internet a lo largo del año, cabe recordar el absurdo de intervenir en debates encendidos de moralismo e intentos de incitar a la superioridad moral por medio de la retórica cuando más bien nada incide en el conflicto lo que ocurra en la esfera de opinión pública, mucho menos en la nuestra. Pero en tanto que país miembro de la OTAN y que ha solidificado su posición en el atlantismo y su dependencia militar de los EE UU (junto con el resto de la Unión Europea) nos conviene recordar la extraordinaria carambola geopolítica que ha logrado una Alianza que hace veinte años, tras la caída del Muro, se anunciaba muerta, y que sin embargo hoy parece más viva que nunca, aunque sea como un cadáver reanimado.
Un proceso que sería inexplicable sin la atención a la expansión general de la OTAN desde los años 90 y la forma particular en la que esta se imbrica con el programa imperialista de los EE UU en el siglo XXI. En estos casos, como suele ocurrir, no es tan importante lo que se dice como lo que no, y Chomsky nos ayuda a entender cómo hemos asumido este y otros movimientos de los EE UU como necesarios cuando bien podrían haberse dado escenarios diferentes. Quizás el verdadero punto ciego de Chomsky suponga su apuesta por la negociación cuando, si bien hace bien en demostrar que esta es la única opción para frenar la masacre, cabe argumentar que la posición más evidente para las fuerzas del atlantismo sea el enconamiento y el recrudecimiento del conflicto y de las relaciones con Rusia. Tras la reciente anexión por parte de la Federación Rusa de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, parece que el conflicto entra en una fase de cronificación, que un estancamiento militar solo favorecería. Esta es definitivamente la peor opción para el pueblo Ucraniano y las víctimas de la guerra, pero no quiere decir que no sea la que sus aliados plantean seriamente como la única.
Finalmente, cabe destacar la labor editorial de Altamarea, que con su línea de ensayo y no ficción se ha ido convirtiendo en una de las editoriales independientes más interesantes en este ámbito. La elección de traducir y editar estas entrevistas podría parecer obvia, pero no por ello menos acertada ni desprovista de desafíos, muchos de ellos resueltos con solvencia y otros, muy dependientes de cómo se medirá la actualidad de las palabras de Chomsky con el resultado final del conflicto (si es que tal cosa está cerca, lo cuál es dudoso), aún en el aire. Pero también resulta acertado incluir como anexo una serie de artículos de Pablo Bustinduy para Público, que también recorren un espacio de tiempo desde antes del estallido de la guerra a unos meses después. Bustinduy supone un adendo muy necesario a cómo se percibe y metaboliza la guerra de Ucrania desde dentro de nuestras fronteras, y qué tiene que decir especialmente en el contexto de la UE. No hay demasiadas voces como Bustinduy para analizar no solo el conflicto sino su apreciación particular en Europa, y en qué consiste este nuevo realineamiento del atlantismo. Los artículos reinciden quizás es un tono pesimista general del libro que, más allá de la atrocidad del conflicto, demuestra nuestra gran impotencia de los individuos frente al curso de la historia pero nos recuerda también que esta rara vez es necesaria o está garantizada y que siempre dista del disfraz de natural e inevitable con la que tan habitualmente la vemos representada.
Ani Pérez encuentra con este libro la manera de esclarecer las dudas y las confusiones que existen en los procesos de cambio que estamos viviendo en el sistema educativo. Lo hace escribiendo un libro que ella misma reconoce que hubiese criticado hace unos años.
Tras varios años de pandemia que han desmovilizado considerablemente al movimiento climático, se hace necesario repensar las estrategias y las tácticas políticas que deben ponerse en marcha para evitar el desastre planetario. Andreas Malm nos invita con audacia a considerar el boicot de las infraestructuras de la economía fósil como parte fundamental del ejercicio de presión que el movimiento tendría que ejercer sobre unos gobiernos sumisos ante el colapso climático.
Este libro es una oportunidad maravillosa para conocer la situación real de las personas trans, para acercarse a escuchar a quienes están en las situaciones más vulnerables. Shon Faye ha realizado entrevistas y recopilado información para conseguir esto, de forma que se trata de un análisis y no de unas memorias.
La filósofa Carolina Meloni (Tucumán, 1975) busca sacudirnos examinando el potencial emancipador de nuestros sueños. Aunque encontramos un texto en el que Meloni se abre a aquellas que leemos, la interpelación en sus páginas es a un sujeto colectivo.
Arrollados por la ola cibernética, no tratan de negar ni oponerse al claro espíritu de su época como otros aburridos miserabilistas, pero tampoco se imbuyen en ella de manera acrítica, como muchos otros posthumanos que no supieron ver el claro anacronismo que supondría en el futuro la excesiva identificación con su tiempo.
En algún momento de la película, fruto de un diálogo entre personajes que no recuerdo, hay un enunciado que llamó especialmente mi atención y que hace evidente la pérdida del sentido de autoridad que recorre el argumento: «antes, podías estar encerrado en una habitación con el enemigo y mirarle a la cara. Ahora, el enemigo está en el aire».
Con un esmero encomiable, Bravo hilvana los hilos malditos de la historia, los personajes de los márgenes, entre diseñadores olvidados y vikingos del siglo XX, amantes despechados y terroristas ajusticiados en sus celdas.
El nacionalpopulismo es una respuesta con sólidas razones históricas a la crisis de un sistema, pero tiene un parentesco con el mismo sistema al cual se opone, tanto en su origen, como en su destino.
Marvel se ha convertido en un dispositivo privilegiado para medir las diferentes vertientes y rasgos de la imaginación cultural y política actual, pues, muy lejos de ser mero entretenimiento, ha logrado atraer a millones de personas en todo el globo a partir de una serie de mitos y elementos narrativos que dicen mucho de cómo el mundo se piensa a sí mismo y, en concreto, como se piensa en relación con su propio contexto histórico.
La biografía aquí reseñada podría ser leída como una suerte de aplicación práctica de la «Ética», un estudio de caso demostrado según el orden historiográfico en lugar del geométrico: la vida y obra de Spinoza como el efecto resultante de una enorme cantidad de causas incidentes que el autor documenta con una rigurosidad pasmosa.
«Debemos elegir qué relato contar. Si preferimos la inevitabilidad de capitalismo y la falibilidad del progreso o, por el contrario, si optamos por el deseo del progreso y la accidentalidad del capitalismo» Xandru Fernández
El papel de la policía en las sociedades contemporáneas debe ser cuestionado, y el sociólogo Alex S. Vitale ofrece en «El Final del Control Policial» la posibilidad de abrir espacios de conversación en torno a cómo queremos organizar nuestras comunidades. A pesar de centrar su crítica en el modelo estadounidense, la obra de Vitale ofrece al lector lecciones y herramientas útiles para el análisis de las estructuras de poder que refuerzan y legitiman el control policial en su propio contexto nacional.
A partir de conversaciones con diferentes lectores y lectoras, Zafra construye de forma epistolar un ensayo pausado, ágil de leer y que vuelve a poner encima de la mesa la situación cada vez más insostenible de la industria cultural y sus trabajadores.
Los discursos que podemos leer en este libro pueden ser entendidos cómo una llamada a la acción, un aterrizaje concreto que además no obedece a un orden vertical, sino que es fruto del debate dado por las organizaciones que integran el EMMP.
Una teoría tan sofisticada como la de Laclau bien necesitaba una introducción. Antonio Gómez Villar se propuso suturar esta brecha, tres años más tarde, con la publicación de «Ernesto Laclau i Chantal Mouffe: populisme i hegemonía» (Gedisa, Barcelona, 2018), una obra que encuentra un calculado equilibrio entre la divulgación y la información teórica.
Si nos preocupa nuestro presente, si queremos plantear un horizonte alternativo al capitalista que nos lleva a la extinción, debemos tomar muy en cuenta las preguntas, explicaciones y enseñanzas que Antonio Antón nos ofrece a través del gigante Gargantúa.
Bastani presenta un escenario de crisis multidimensional que hoy se enfoca sobre todo desde la perspectiva de la escasez y la desigualdad y cuya propuesta hegemónica es aumentar los sacrificios para, en el mejor de los casos, vivir en un declive más suave.
En el estudio de Hochschild, su estimación sobre las horas empleadas por las mujeres entre trabajo productivo y reproductivo es de quince horas extras a la semana más que los hombres, lo que supone una doble jornada, en toda regla.
Estamos ante un ensayo impecable, que consigue hacer sencillo lo complejo, exponiendo y explicando términos que van desde la teoría psicoanalítica lacaniana hasta las multiplicidades de la teoría queer, pasando por la teoría feminista.
¿Qué es estar enfermo? ¿quién define la enfermedad? ¿cuáles son sus límites? ¿qué relación guarda la enfermedad con nuestro cuerpo? Estas son algunas de las preguntas que atraviesan el libro «La emancipación de los cuerpos».
En sus páginas no solo hay un Fisher diferente, hay uno de los mejores Fisher. El contenido del curso que Mark había diseñado tenía un objetivo claro: abandonar la vaguedad que parece rodear un término como “Post capitalismo”.
¿Por qué se habla de Estado español y se rechazan los símbolos oficiales de España? ¿Por qué leemos tanto a Balzac o a Dickens y tan poco a Cervantes y Galdós? Santiago Alba Rico nos da algunas posibles respuestas en este libro.