En el estudio de Hochschild, su estimación sobre las horas empleadas por las mujeres entre trabajo productivo y reproductivo es de quince horas extras a la semana más que los hombres, lo que supone una doble jornada, en toda regla.
La doble jornada Familias trabajadoras y la revolución en el hogar nos permite continuar el debate, en medio de una agenda feminista compleja, sobre la corresponsabilidad y los roles tradicionales de género. La novedad de la editorial Capitán Swing, publicada por primera vez en EEUU en el año 2012, recoge un trabajo, realizado por Arlie Hochschild y su equipo, en el que entrevistan a cincuenta parejas heterosexuales de manera profunda y, además, entran en la vida cotidiana de una docena de ellas durante la década de los setenta.
La autora describe las distintas estrategias que desarrollan las parejas para continuar unidas en contextos en los que ellas trabajan de manera productiva en el mercado laboral y, también, de manera reproductiva e intensa en sus hogares, a la vez que ellos presentan serias reticencias para compartir el trabajo del hogar. Con esta premisa, la autora cataloga los hogares en tres tipos, que califica como ‘ideología de los roles conyugales’. En los primeros, ‘los tradicionales’, la mujer, aunque trabaje fuera de la casa, sigue manteniendo su identidad de esposa y madre, ese ‘ángel de hogar’ que diría Virgina Woolf, y desea que su marido base su identidad en su trabajo. Por otro lado, la mujer igualitaria está incorporada al mercado laboral y quiere identificarse con los mismos privilegios que tiene el hombre público, aspira a decidir sobre su matrimonio y sobre su propia vida. En un continuo, entre estas posiciones antagónicas, está la tipología de ‘la transición’: la mujer juega a ser una malabarista entre la esfera pública y privada y los maridos mantienen sus privilegios sin colaborar en las tareas del hogar y de cuidados, generando tensiones continuas, enfrentamientos y escasas soluciones privadas que ayuden a resolver el conflicto. Las entrevistas narran los distintos usos del tiempo que hacen las parejas, tanto en el disfrute del ocio y del tiempo libre, como en la organización de la conciliación con los hijos o los tiempos de trabajo fuera y dentro de casa, ya que la mayor parte de las parejas que nos muestra el libro se encuentran en la tipología de ‘la transición’.
Hoschild, como en trabajos anteriores, vuelve a reflexionar sobre cómo se construyen las emociones humanas y cómo se establecen los vínculos entre lo público y lo privado. Las mujeres de su libro hablan de malestar, cansancio o agotamiento, y establecen varias estrategias para tratar de paliarlos, haciéndose cargo de sus sentimientos. La soledad de estas mujeres, y sus sensaciones de incomprensión y desesperación, forman parte de lo que la autora define como “el manejo de la emoción como un proceso social. Lo que las personas sienten y expresan depende de las normas sociales, la categoría social y la posición de una”. En este contexto, las mujeres de su libro optan por varias opciones para manejar la situación: una primera, y más radical, es separarse, la segunda, contratar trabajo de hogar o buscar la colaboración de las abuelas, y, por último, la tercera, renunciar a desarrollar jornadas completas para asumir ellas mismas el trabajo de hogar que “queda sin hacer”.
Deberíamos enmarcar el trabajo de Hoschild en ese “malestar femenino”, en ese “malestar que no tiene nombre”, que diez años antes de estas entrevistas definía, tan bien, Betty Friedman en la Mística de la Feminidad y otras tantas autoras de la segunda ola del feminismo estadounidense. Sin embargo, ese malestar sigue vivo y vigente en los estudios con metodología fenomenológica que se realizan hoy, en los que comprobamos que las estrategias de las mujeres no han variado mucho.
Los datos nos continúan mostrando que las mujeres asumen más jornadas parciales para disponer de más tiempo para cuidar, que aceptan más carga emocional y mental, o que realizan las tareas menos apetecibles del cuidado. Nos deberíamos seguir preguntando: ¿Dónde están los hombres cuando se habla de conciliación? ¿Quién está cocinando? ¿Quién recoge a los niños de natación o quién visita a la abuela para que no esté sola? En La doble jornada la respuesta será casi siempre que son las mujeres, pero si lo preguntáramos, como se hizo en 2010, en la llamada Encuesta de usos del tiempo (no contamos con datos más recientes al respecto) podríamos constatar que la respuesta sería parecida a la que nos proporcionan las mujeres entrevistadas en 1970.
En el estudio de Hochschild la estimación sobre las horas empleadas por las mujeres entre trabajo productivo y reproductivo es de quince horas extras a la semana más que los hombres, lo que supone una doble jornada, en toda regla. La Encuesta de usos de tiempo de 2010 nos muestra que la mayor parte de las mujeres trabajan a tiempo parcial y que esa diferencia de horas productivas se dedica al trabajo reproductivo (3,5 horas más al día que los hombres de trabajos de cuidados).
Cierto es que podemos afirmar que algunas cosas han cambiado. Las políticas públicas del cuidado han entrado con fuerza, dotando al sistema de una red de escuelas infantiles, de residencias, centros de día y ayuda a la dependencia que contribuyen al cuidado y bienestar de las personas adultas mayores y que, incluso algunas políticas de conciliación en la empresa ayudan a mejorar este gap entre hombres y mujeres. Sin embargo, podríamos afirmar que el gran reto es que los hombres se incorporen de manera masiva y asumiendo responsabilidades pesadas y complejas del cuidado y de las tareas reproductivas del hogar. En este sentido, como diría María Pazos, seguimos en un escenario en el que estamos perdiendo mucha capacidad productiva de las mujeres y una gran capacidad cuidadora de los hombres.
Desde la política pública podemos forzar ese cambio, los permisos de paternidad y maternidad obligatorios e igualitarios, por ejemplo, son un paso importante. Pero, como bien afirma Hochschild, es necesaria una revolución en el hogar en la que las mujeres tengan capacidad de agencia y de toma de decisiones para saber cómo queremos cuidar y cómo queremos trabajar fuera de casa.
Volver a posicionar en la agenda feminista, no solo la conciliación, sino también la corresponsabilidad, supondrá un salto tanto cuantitativo como cualitativo hacia un pacto social por la igualdad, donde la intimidad de las familias y de los hogares se vea interpelada a cómo organizarse, cómo distribuir los tiempos y a cuestionar los privilegios masculinos más arraigados.
La elección de traducir y editar estas entrevistas podría parecer obvia, pero no por ello menos acertada ni desprovista de desafíos, muchos de ellos resueltos con solvencia. Otros, muy dependientes de cómo se medirá la actualidad de las palabras de Chomsky con el resultado final del conflicto.
Ani Pérez encuentra con este libro la manera de esclarecer las dudas y las confusiones que existen en los procesos de cambio que estamos viviendo en el sistema educativo. Lo hace escribiendo un libro que ella misma reconoce que hubiese criticado hace unos años.
Tras varios años de pandemia que han desmovilizado considerablemente al movimiento climático, se hace necesario repensar las estrategias y las tácticas políticas que deben ponerse en marcha para evitar el desastre planetario. Andreas Malm nos invita con audacia a considerar el boicot de las infraestructuras de la economía fósil como parte fundamental del ejercicio de presión que el movimiento tendría que ejercer sobre unos gobiernos sumisos ante el colapso climático.
Este libro es una oportunidad maravillosa para conocer la situación real de las personas trans, para acercarse a escuchar a quienes están en las situaciones más vulnerables. Shon Faye ha realizado entrevistas y recopilado información para conseguir esto, de forma que se trata de un análisis y no de unas memorias.
La filósofa Carolina Meloni (Tucumán, 1975) busca sacudirnos examinando el potencial emancipador de nuestros sueños. Aunque encontramos un texto en el que Meloni se abre a aquellas que leemos, la interpelación en sus páginas es a un sujeto colectivo.
Arrollados por la ola cibernética, no tratan de negar ni oponerse al claro espíritu de su época como otros aburridos miserabilistas, pero tampoco se imbuyen en ella de manera acrítica, como muchos otros posthumanos que no supieron ver el claro anacronismo que supondría en el futuro la excesiva identificación con su tiempo.
En algún momento de la película, fruto de un diálogo entre personajes que no recuerdo, hay un enunciado que llamó especialmente mi atención y que hace evidente la pérdida del sentido de autoridad que recorre el argumento: «antes, podías estar encerrado en una habitación con el enemigo y mirarle a la cara. Ahora, el enemigo está en el aire».
Con un esmero encomiable, Bravo hilvana los hilos malditos de la historia, los personajes de los márgenes, entre diseñadores olvidados y vikingos del siglo XX, amantes despechados y terroristas ajusticiados en sus celdas.
El nacionalpopulismo es una respuesta con sólidas razones históricas a la crisis de un sistema, pero tiene un parentesco con el mismo sistema al cual se opone, tanto en su origen, como en su destino.
Marvel se ha convertido en un dispositivo privilegiado para medir las diferentes vertientes y rasgos de la imaginación cultural y política actual, pues, muy lejos de ser mero entretenimiento, ha logrado atraer a millones de personas en todo el globo a partir de una serie de mitos y elementos narrativos que dicen mucho de cómo el mundo se piensa a sí mismo y, en concreto, como se piensa en relación con su propio contexto histórico.
La biografía aquí reseñada podría ser leída como una suerte de aplicación práctica de la «Ética», un estudio de caso demostrado según el orden historiográfico en lugar del geométrico: la vida y obra de Spinoza como el efecto resultante de una enorme cantidad de causas incidentes que el autor documenta con una rigurosidad pasmosa.
«Debemos elegir qué relato contar. Si preferimos la inevitabilidad de capitalismo y la falibilidad del progreso o, por el contrario, si optamos por el deseo del progreso y la accidentalidad del capitalismo» Xandru Fernández
El papel de la policía en las sociedades contemporáneas debe ser cuestionado, y el sociólogo Alex S. Vitale ofrece en «El Final del Control Policial» la posibilidad de abrir espacios de conversación en torno a cómo queremos organizar nuestras comunidades. A pesar de centrar su crítica en el modelo estadounidense, la obra de Vitale ofrece al lector lecciones y herramientas útiles para el análisis de las estructuras de poder que refuerzan y legitiman el control policial en su propio contexto nacional.
A partir de conversaciones con diferentes lectores y lectoras, Zafra construye de forma epistolar un ensayo pausado, ágil de leer y que vuelve a poner encima de la mesa la situación cada vez más insostenible de la industria cultural y sus trabajadores.
Los discursos que podemos leer en este libro pueden ser entendidos cómo una llamada a la acción, un aterrizaje concreto que además no obedece a un orden vertical, sino que es fruto del debate dado por las organizaciones que integran el EMMP.
Una teoría tan sofisticada como la de Laclau bien necesitaba una introducción. Antonio Gómez Villar se propuso suturar esta brecha, tres años más tarde, con la publicación de «Ernesto Laclau i Chantal Mouffe: populisme i hegemonía» (Gedisa, Barcelona, 2018), una obra que encuentra un calculado equilibrio entre la divulgación y la información teórica.
Si nos preocupa nuestro presente, si queremos plantear un horizonte alternativo al capitalista que nos lleva a la extinción, debemos tomar muy en cuenta las preguntas, explicaciones y enseñanzas que Antonio Antón nos ofrece a través del gigante Gargantúa.
Bastani presenta un escenario de crisis multidimensional que hoy se enfoca sobre todo desde la perspectiva de la escasez y la desigualdad y cuya propuesta hegemónica es aumentar los sacrificios para, en el mejor de los casos, vivir en un declive más suave.
Estamos ante un ensayo impecable, que consigue hacer sencillo lo complejo, exponiendo y explicando términos que van desde la teoría psicoanalítica lacaniana hasta las multiplicidades de la teoría queer, pasando por la teoría feminista.
¿Qué es estar enfermo? ¿quién define la enfermedad? ¿cuáles son sus límites? ¿qué relación guarda la enfermedad con nuestro cuerpo? Estas son algunas de las preguntas que atraviesan el libro «La emancipación de los cuerpos».
En sus páginas no solo hay un Fisher diferente, hay uno de los mejores Fisher. El contenido del curso que Mark había diseñado tenía un objetivo claro: abandonar la vaguedad que parece rodear un término como “Post capitalismo”.
¿Por qué se habla de Estado español y se rechazan los símbolos oficiales de España? ¿Por qué leemos tanto a Balzac o a Dickens y tan poco a Cervantes y Galdós? Santiago Alba Rico nos da algunas posibles respuestas en este libro.