Si nos preocupa nuestro presente, si queremos plantear un horizonte alternativo al capitalista que nos lleva a la extinción, debemos tomar muy en cuenta las preguntas, explicaciones y enseñanzas que Antonio Antón nos ofrece a través del gigante Gargantúa.
En la introducción a Utopía de Tomás Moro por su quinto centenario, el escritor y militante China Miéville enunció una de las frases más útiles para referirnos a nuestro tiempo: «Vivimos en [una utopía], lo que pasa es que no es la nuestra. Así que también vivimos en el apocalipsis». El modo de producción capitalista se presenta generalmente como un enorme cúmulo de relaciones impersonales que, como un reloj, funcionan armoniosamente… casi siempre. Se invisibiliza así, cuando conviene, la hegemonía de un proyecto de clase que se constituye como todo un cuerpo de prácticas, experiencias y expectativas sobre todo lo vivido y por vivir. El pensamiento liberal prometió el mejor de los mundos posibles y ha trabajado duramente por construirlo, aunque el resultado para la mayoría de las personas que vivimos en la gran máquina sea un utopismo opresivo que, como dijo Alejandro Galliano, permite al capitalismo soñar, pero a nosotras no.
Para entender cómo hemos llegado hasta este presente continuo de futuros cancelados para la gran mayoría de la sociedad, el filósofo marxista y traductor Antonio Antón Fernández (Madrid, 1982) ha publicado El sueño de Gargantúa. Distancia y utopía liberal (Akal, 2021), una obra extensa que se introduce en los imaginarios liberales que dan lugar a las narrativas dominantes de nuestra época y la violencia estructural sobre la que se sustenta.
Quien se aventure a encontrar al gigante Gargantúa se verá frente a un trabajo cuidado y documentado, que enreda y desenreda una maraña de obras y figuras clave para el pensamiento europeo liberal desde los siglos XIV-XV. El estilo desenfadado, irónico y mordaz que destila el autor en sus páginas facilita la lectura y la hace sorprendentemente entretenida. ¿Sabían de la obsesión de John Locke por la brujería? ¿Sabían que Hugo Grocio tuvo una fuga digna de ser cantada por Kortatu? ¿O que Tomás de Aquino destrozó un autómata construido durante 30 años por su maestro Alberto Magno porque le cansaba su incesante parloteo?
A través de cierta distancia irónica, Antón nos adentra en el cuerpo del gigante, empezando por la justificación bíblica —y la contorsión del versículo— del orden liberal emergente y su conexión con los telepredicadores norteamericanos actuales que, imbuidos por el espíritu ¿santo? del neoliberalismo más absoluto, nos hablan de la posibilidad de todo individuo de enriquecerse (y que tienen su correlato patrio en youtubers hispano-andorranos y tertulianos frecuentes en horarios de máxima audiencia). Continúa con la invisibilización de las dinámicas del poder y su ejercicio, con el funcionamiento del modo de producción capitalista y su posterior revisibilización en la figura del empresario hecho a sí mismo (que conlleva a su vez la invisibilización de la clase trabajadora). Y de nuevo vuelta a una reinvisibilización en la economía digital donde, siguiendo Antón a Éric Sadin, «la mayor parte de la arquitectura y composición del mundo algorítmico que mueve la economía en el centro del sistema-mundo capitalista […] deviene a gran velocidad opacidad institucional» (pág. 140).
Entramos de lleno así en el centro del corazón del gigante maquínico y del libro: la aparición de la máquina, las lecturas mecanicistas y organicistas de la naturaleza y la sociedad. En el capítulo más extenso del libro y entre citas de Quesnay, Smith, Liebniz o Serne y su Tristam Shandy, vamos a encontrar algunas de las discusiones más potentes en la construcción de la utopía liberal, en el devenir máquina del modo de producción capitalista y las explicaciones que lo defienden. Vamos a introducirnos en el concepto «económico» de raza y el blackface, en el machismo del sujeto universal hombre blanco (y presumiblemente cisheterosexual) del marginalismo. Vamos a leer sobre la invención del tiempo capitalista y de la máquina con la que más veces se lo describirá: el reloj. Pero es, sin ninguna duda, el debate sobre la moralidad de la máquina uno de los momentos más potentes del capítulo: ¿Puede haber moralidad en un aparato? «¿Entonces es amoral un misil?» (pág. 229) La utopía liberal que ha construido y organizado el capitalismo funciona desconectando partes de las relaciones sociales e invisibilizando a los sujetos que se ven inmersos en ella y que las producen consciente e inconscientemente. La narrativa genera una gran máquina que funciona con precisión armónica y en donde no caben juicios morales, pues no hay acción humana, ya saben: el mercado se regula solo.
Ya estamos casi acabando el camino, solo nos falta un peldaño en el recorrido: el peldaño donde vamos a abordar el azar dentro de la máquina y, sobre todo, quiénes juegan y quiénes no, pero se ven arrastrados por ello. Y es que la historia de apuestas corre pareja a la de las aventuras que pueblan el imaginario liberal y neoliberal: el empresario hecho a sí mismo, capaz de invertir arriesgadamente y ganar hasta su propia libertad, o un concepto un tanto retorcido de libertad: «Precisamente porque la libertad es una mercancía más, distanciada de su subjetividad, si al comprarla se reintegra uno en el ámbito extramercantil de las subjetividades plenas (“una nueva y mejor identidad”) esto significa que en el núcleo más profundo del sujeto capitalista no hay libertad, sino una mercancía» (pág. 344). ¿Se entiende mejor así —o desde otra arista— el lema de la campaña de Isabel Díaz Ayuso para las elecciones a la Comunidad Autónoma de Madrid del 4 de mayo?
Comentando mordazmente uno de los debates británicos en 2015, Mark Fisher escribió un breve texto llamado Realismo comunista. En él, Fisher propone, aunque sea de manera tentativa, dar una respuesta al realismo capitalista en la forma de un realismo comunista, el cual no debe ser «solo un utopismo que ceda el “realismo” al capitalismo» (K-Punk II, pág. 447). En Los Desposeídos, Ursula K. Le Guin nos propone una utopía clásica pero que, según avanza, pierde el carácter utópico de las máquinas perfectas, para mostrarnos el proceso de relaciones sociales entre personas que construyen la sociedad de Anarres, con sus grandezas y bajezas, frente al propietariado capitalista de Urras. La utopía se desvanece porque, como señala Antonio Antón en el cierre de El sueño de Gargantúa, «la némesis del capitalismo, el comunismo, nunca fue una utopía, sino la negatividad efectiva y presente entre nosotros: esto es, un No que a su vez lleva consigo Otra cosa diferente, pero ya presente en nuestra forma de sobrevivir juntos» (pág. 348).
Si nos preocupa nuestro presente, si queremos plantear un horizonte alternativo al capitalista que nos lleva a la extinción, debemos tomar muy en cuenta las preguntas, explicaciones y enseñanzas que Antonio Antón nos ofrece a través del gigante Gargantúa. Nos van nuestros sueños en ello.
La elección de traducir y editar estas entrevistas podría parecer obvia, pero no por ello menos acertada ni desprovista de desafíos, muchos de ellos resueltos con solvencia. Otros, muy dependientes de cómo se medirá la actualidad de las palabras de Chomsky con el resultado final del conflicto.
Ani Pérez encuentra con este libro la manera de esclarecer las dudas y las confusiones que existen en los procesos de cambio que estamos viviendo en el sistema educativo. Lo hace escribiendo un libro que ella misma reconoce que hubiese criticado hace unos años.
Tras varios años de pandemia que han desmovilizado considerablemente al movimiento climático, se hace necesario repensar las estrategias y las tácticas políticas que deben ponerse en marcha para evitar el desastre planetario. Andreas Malm nos invita con audacia a considerar el boicot de las infraestructuras de la economía fósil como parte fundamental del ejercicio de presión que el movimiento tendría que ejercer sobre unos gobiernos sumisos ante el colapso climático.
Este libro es una oportunidad maravillosa para conocer la situación real de las personas trans, para acercarse a escuchar a quienes están en las situaciones más vulnerables. Shon Faye ha realizado entrevistas y recopilado información para conseguir esto, de forma que se trata de un análisis y no de unas memorias.
La filósofa Carolina Meloni (Tucumán, 1975) busca sacudirnos examinando el potencial emancipador de nuestros sueños. Aunque encontramos un texto en el que Meloni se abre a aquellas que leemos, la interpelación en sus páginas es a un sujeto colectivo.
Arrollados por la ola cibernética, no tratan de negar ni oponerse al claro espíritu de su época como otros aburridos miserabilistas, pero tampoco se imbuyen en ella de manera acrítica, como muchos otros posthumanos que no supieron ver el claro anacronismo que supondría en el futuro la excesiva identificación con su tiempo.
En algún momento de la película, fruto de un diálogo entre personajes que no recuerdo, hay un enunciado que llamó especialmente mi atención y que hace evidente la pérdida del sentido de autoridad que recorre el argumento: «antes, podías estar encerrado en una habitación con el enemigo y mirarle a la cara. Ahora, el enemigo está en el aire».
Con un esmero encomiable, Bravo hilvana los hilos malditos de la historia, los personajes de los márgenes, entre diseñadores olvidados y vikingos del siglo XX, amantes despechados y terroristas ajusticiados en sus celdas.
El nacionalpopulismo es una respuesta con sólidas razones históricas a la crisis de un sistema, pero tiene un parentesco con el mismo sistema al cual se opone, tanto en su origen, como en su destino.
Marvel se ha convertido en un dispositivo privilegiado para medir las diferentes vertientes y rasgos de la imaginación cultural y política actual, pues, muy lejos de ser mero entretenimiento, ha logrado atraer a millones de personas en todo el globo a partir de una serie de mitos y elementos narrativos que dicen mucho de cómo el mundo se piensa a sí mismo y, en concreto, como se piensa en relación con su propio contexto histórico.
La biografía aquí reseñada podría ser leída como una suerte de aplicación práctica de la «Ética», un estudio de caso demostrado según el orden historiográfico en lugar del geométrico: la vida y obra de Spinoza como el efecto resultante de una enorme cantidad de causas incidentes que el autor documenta con una rigurosidad pasmosa.
«Debemos elegir qué relato contar. Si preferimos la inevitabilidad de capitalismo y la falibilidad del progreso o, por el contrario, si optamos por el deseo del progreso y la accidentalidad del capitalismo» Xandru Fernández
El papel de la policía en las sociedades contemporáneas debe ser cuestionado, y el sociólogo Alex S. Vitale ofrece en «El Final del Control Policial» la posibilidad de abrir espacios de conversación en torno a cómo queremos organizar nuestras comunidades. A pesar de centrar su crítica en el modelo estadounidense, la obra de Vitale ofrece al lector lecciones y herramientas útiles para el análisis de las estructuras de poder que refuerzan y legitiman el control policial en su propio contexto nacional.
A partir de conversaciones con diferentes lectores y lectoras, Zafra construye de forma epistolar un ensayo pausado, ágil de leer y que vuelve a poner encima de la mesa la situación cada vez más insostenible de la industria cultural y sus trabajadores.
Los discursos que podemos leer en este libro pueden ser entendidos cómo una llamada a la acción, un aterrizaje concreto que además no obedece a un orden vertical, sino que es fruto del debate dado por las organizaciones que integran el EMMP.
Una teoría tan sofisticada como la de Laclau bien necesitaba una introducción. Antonio Gómez Villar se propuso suturar esta brecha, tres años más tarde, con la publicación de «Ernesto Laclau i Chantal Mouffe: populisme i hegemonía» (Gedisa, Barcelona, 2018), una obra que encuentra un calculado equilibrio entre la divulgación y la información teórica.
Bastani presenta un escenario de crisis multidimensional que hoy se enfoca sobre todo desde la perspectiva de la escasez y la desigualdad y cuya propuesta hegemónica es aumentar los sacrificios para, en el mejor de los casos, vivir en un declive más suave.
En el estudio de Hochschild, su estimación sobre las horas empleadas por las mujeres entre trabajo productivo y reproductivo es de quince horas extras a la semana más que los hombres, lo que supone una doble jornada, en toda regla.
Estamos ante un ensayo impecable, que consigue hacer sencillo lo complejo, exponiendo y explicando términos que van desde la teoría psicoanalítica lacaniana hasta las multiplicidades de la teoría queer, pasando por la teoría feminista.
¿Qué es estar enfermo? ¿quién define la enfermedad? ¿cuáles son sus límites? ¿qué relación guarda la enfermedad con nuestro cuerpo? Estas son algunas de las preguntas que atraviesan el libro «La emancipación de los cuerpos».
En sus páginas no solo hay un Fisher diferente, hay uno de los mejores Fisher. El contenido del curso que Mark había diseñado tenía un objetivo claro: abandonar la vaguedad que parece rodear un término como “Post capitalismo”.
¿Por qué se habla de Estado español y se rechazan los símbolos oficiales de España? ¿Por qué leemos tanto a Balzac o a Dickens y tan poco a Cervantes y Galdós? Santiago Alba Rico nos da algunas posibles respuestas en este libro.