Con el verano liberamos algo de tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos y novelas para que podáis disfrutarlas durante el mes de agosto, y hacer así algo más ameno este calor insufrible.
Una estrella roja sobre el Tercer Mundo comienza en los albores de una revolución que «desgarró la trama del tiempo», la Revolución de Octubre. El acontecimiento de 1917 operó como la detonación por simpatía de una carga de explosivos, como ya ocurrió con la Revolución Francesa y la posterior insurrección de esclavos en Haití de 1791, la Revolución Rusa lanzó un mensaje a los pueblos oprimidos del mundo: la gente común puede gobernar. Desde la India hasta América Latina, un grito de esperanza recorrió todos los países de la mano de las trabajadoras, los campesinos y los poetas, como decían los versos de Tian Jian:
Si nosotros no peleamos,
el enemigo con su bayoneta
nos matará,
y apuntando a nuestros huesos dirá:
«Miren, estos eran esclavos»
La revolución contra el imperialismo de los pueblos del Tercer Mundo no debía concebirse como la sustitución mecánica de un modo de producción por otro, sino como una transformación radical de los modos de vida en su totalidad mediante la creación de escuelas y de clubes, como mostraron las integrantes del proyecto de mujeres trabajadoras, el Zhenotdel. Además, no podían ser ni calcos ni copias -como escribió José Carlos Mariategui en 1928- sino creaciones heróicas, desplazamientos hegemónicos que atendieran a las particularidades nacionales y culturales de cada país.
En definitiva, el libro de Rajay Prashad es un manuscrito ideal para el verano por ser una lectura ligera, de no más de un par de tardes, que nos revela la potencia de la Revolución de Octubre como una fuerza centrífuga que contagió de esperanza a los pueblos oprimidos, a la vez que nos alerta de la apremiante necesidad por recuperar el entusiasmo por establecer redes internacionales de cooperación entre las fuerzas emancipadoras de todos los países.
Este libro de Annie Ernaux está narrado de forma directa, cruda, cercana. Un escrito profundo pero breve que puede acompañarte a la playa o la piscina en verano. La autora, que en muchos de sus relatos escribe sobre vivencias personales, muestra el sentimiento desgarrador al que podemos llegar en un vínculo afectivo. Así, nos cuenta cómo el amor puede muy fácilmente transformarse en una obsesión sin ni siquiera poder ser consciente de ello. La percepción de la vida, el ritmo de esta, los gustos y los anhelos se tornan insignificantes si el amado no está presente para ella.
Es imposible hablar de los estudios culturales sin hablar de Stuart Hall. Sin embargo, aún parece necesario reafirmar su figura como uno de los autores marxistas más relevantes del siglo pasado. Pero si por algo es importante este volumen, es porque además demuestra su valía como pensador para nuestro tiempo. Pues lo extraordinario de la escritura y del análisis político y cultural de Hall es que, a partir de la reflexión sobre una transformación histórica muy concreta, la del ascenso del thatcherismo en Reino Unido, expone una gran variedad de las más interesantes ideas en torno a la necesidad de la lucha ideológica por la hegemonía del socialismo, en una sugerente actualización de Gramsci. Y hoy en día, donde hemos heredado las consecuencias de aquel aciago ascenso al poder, es si cabe más importante recordar, repetir y desarrollar ese mensaje.
Ursula K Le Guin, es una autora de ciencia-ficción cuyo mundo literario ha traspasado las fronteras del género. Según su criterio, la imaginación utópica ha quedado cautiva de la visión de una única vía de crecimiento continuo. Frente a este imperativo realista, su obra destaca por la capacidad de idear alternativas. Abriendo el universo de lo posible más allá del modelo actual y de la distopia como único futuro.
En Los desposeídos, Le Guin nos sitúa en un universo en el que conviven dos planetas con distintos sistemas sociales, políticos y económicos. Anarres se nos presenta como una sociedad que se ha escindido del sistema, aboliendo las instituciones de gobierno, propiedad y matrimonio. Se abre así un nuevo lenguaje en que el trabajo es fruto de la solidaridad y la libre asociación, y en el que el amor se desliga de los marcos establecidos.
En el anhelo de acabar con todos los muros, internos y externos, parece hilar toda la historia a través de una idea. La noción de revolución, no como un ideal encerrado en el pasado de un tiempo lineal, sino como una posibilidad que perece y renace en los interminables derroteros de la historia.
Los Manuscritos de economía y filosofía son la mejor obra con la que empezar a leer a Marx ya que se trata de un libro breve que pertenece a los escritos de juventud del pensador. La obra consta de tres manuscritos: los dos primeros abordan una crítica a la economía política analizando lo que supone el salario, el beneficio del capital, la renta de la tierra y el trabajo enajenado. En cuanto al tercero, éste es el manuscrito con más contenido filosófico puesto que en él se expone, por un lado, la relación entre la propiedad privada y el trabajo, así como la relación entre la propiedad privada y el comunismo y, por último, incluye la crítica a la filosofía hegeliana.
Este compendio de textos que no fueron publicados hasta cincuenta años después de la muerte de Marx constituyen una parte fundamental de su pensamiento en la que la filosofía y la economía son interdependientes. Esta unión es uno de los aspectos más importantes de la obra dado que para avanzar realmente en el estudio de esta ciencia moderna que es la economía es imprescindible unir ambas disciplinas.
Llegar tarde a Cosas vivas de Munir Hachemi no es importante, lo importante es llegar. Este relato de la vida cotidiana y de la convivencia con quienes crees que conoces, nos muestra el mundo del trabajo desde la perspectiva del que se mancha las manos (en este caso de mierda de pollo) en el acto. Con una prosa ágil e irónica, Hachemi nos sumerge en un viaje con tintes autobiográficos al sur de Francia, donde, con él, entenderemos que no hay nada detrás de la pantalla, solo un cúmulo de relaciones impersonales que llamamos capitalismo. Después de leerlo igual no volvéis a comer carne, avisades quedáis.
Supersaurio S. L. es una cadena de supermercados canaria. Su mascota es un dinosaurio azul cielo que mide tres metros. Allí da con sus huesos laborales Meryem, que con esa excusa se marca un espectacular debut que es, sobre todo, un rabioso y encarnado alegato anti-trabajo. También, por si fuera poco, un relato o un conjunto de relatos inteligentes, divertidos, punzantes, que hacen pocos prisioneros y que permiten descubrir una autora atrevida, comprometida y punki. Le da igual exponerse porque sabe que el fin merece la pena: escribe que no veas. Como ella misma advierte: «si “querer” sacar lo mejor de nosotros, “odiar” también».
La primera novela de terror de Layla Martínez nos adentra en la vida de una familia formada por una abuela y su nieta en un contexto rural. Refleja el círculo de violencia en el que están inmersas y cómo el sentimiento de venganza, repulsión y hastío se apodera de ellas. La autora consigue mostrar de forma cruda las opresiones de clase y de género, la brecha generacional entre ambas, los modos de vida en la aldea y el alcance del esoterismo en la vida de las protagonistas a través de un simbolismo que va creciendo a lo largo de la historia.
Cualquier modelo económico construido sobre los pilares de la necesidad de crecimiento constante y eterno estará condenado al fracaso, a la destrucción del planeta y de las sociedades que habitan en ellas. Esta es la premisa de The Future is Degrowth: A Guide to a World Beyond Capitalism, un alegato a favor del decrecimiento como única manera de alcanzar un mundo justo y habitable en el contexto de una crisis climática.
A lo largo de sus algo más de 200 páginas las autoras desafían un paradigma económico que no solo se encuentra únicamente en los modelos capitalistas, sino que también en muchas de las utopías postcapitalistas propuestas desde la izquierda. Alternativas al capitalismo que gravitan en torno a propuestas de redistribución de los frutos de ese crecimiento económico ilimitado y el potencial del eterno avance tecnológico para hacer frente a las desigualdades y a la crisis climática.
The Future Is Degrowth aclarara muchas de las ideas equivocadas que se tienen a la hora de pensar en el crecimiento y el decrecimiento económico. A lo largo del ensayo, las autoras abordan las dudas que puede traer consigo hasta el lector más escéptico, y contraargumenta con elegancia y sin resultar condescendiente muchos de los prejuicios sobre la viabilidad de su aplicación práctica, ayudando a quien lo lee a visualizar un futuro postcapitalista que mira más allá del crecimiento económico ilimitado.
The Future is Degrowth, además, se lee como un ensayo pero también como un manifiesto que llama a la acción y desafía la concepción hegemónica del crecimiento económico como la meta última de todos los sistemas productivos, capitalistas o no.
Las tesis que reproducimos a continuación fueron escritas por Bertolt Brecht en los años treinta, en el marco del debate con Gyorg Lukács sobre la definición de «realismo» en la literatura y el arte, así como el empleo del mismo por los artistas antifascistas.
Aquí las respuestas que nos ha dado Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo, autor, entre otros, de Las reglas del caos. Apuntes para una antropología del mercado (Anagrama, 1995), Leer con niños (Caballo de Troya, 2007), Islamofobia: nosotros, los otros, el miedo (Icaria, 2015) y Ser o no ser (un cuerpo) (Seix Barral, 2017).
Actualmente el debate se ha simplificado a partir de la categoría de "lo posmo", de manera que si te preocupa lo estético para construirte como sujeto, parece que estás abandonando la lucha de clases.
Si ya no vemos igual, ni desde los mismos dispositivos, si cada vez hay más oferta de productos audiovisuales y el fútbol no mueve ficha, corre el riesgo de quedarse fuera de los nuevos mercados del consumo audiovisual.
Si necesitamos pensar lo que nos está ocurriendo, ¿no sería importante que reflexionáramos sobre si lo que está sucediendo solo corrobora nuestras categorías y plantillas previas o si marca una diferencia aún por establecer?
¿No hay algo profundamente sospechoso en reflejar del lado de lo plebeyo la responsabilidad última del fascismo? ¿Por qué no encontramos, del lado de las élites, una imagen que pudiera tener el mismo peso simbólico? No es casual que el pueblo aparezca como el lugar de una sospecha y las élites queden, astutamente, sustraídas de la escena.
La digitalización, que sigue un progreso exponencial según la ley de Moore, permite concebir, incluso a corto plazo, una sociedad en la que las máquinas realicen la mayor parte de las tareas, dejando a los humanos mucho tiempo para el autodesarrollo.
Gorriti es Filósofa, becaria doctoral CONICET y docente de la UNC. Autora de Nicos Poulantzas: una teoría materialista del Estado (Doble ciencia). Farrán es Filósofo, Investigador CONICET y docente de posgrado (Universidad Nacional de Córdoba). Autor de Badiou y Lacan: el anudamiento del sujeto (Prometeo), Nodal. Método, estado, sujeto (La cebra) y Nodaléctica (La Cebra).
Como defendió Matt Colquhoun recientemente en su blog, la serie no es el capitalismo avanzando a través de la apropiación del sentimiento anticapitalista sino el sentimiento anticapitalista avanzando a través de la apropiación del capitalismo.
Realismo capitalista es –haciendo de lo complejo sencillez y de las respuestas fáciles preguntas difíciles– una de las grandes obras políticas de nuestro siglo, la que emite algunas lecciones fácilmente numerables para las políticas del “deseo poscapitalista” en el siglo XXI.
La afirmación de Wittgenstein de que no existe “aplicación” de una regla porque la instancia de aplicación es interna a la propia regla y, como consecuencia, la transforma, es totalmente válida como principio rector para escribir una tesis.
El necro-liberalismo asume de forma explícita y obscena la imposibilidad de conjugar el mantenimiento de la vida con el mantenimiento del orden político y económico, de ahí que se caracterice por hacer gala y enarbolar sin complejo alguno la bandera del desprecio a la vida.
Creo que hay pocas definiciones más hermosas de democracia que aquella que reconoce no ser más que el esfuerzo que realizamos conjuntamente para definir a oscuras, acompañado por otros tan ciegos como nosotros mismos, qué es bueno y qué es malo.
«La literatura, para mí, está presente en cada momento, en cada detalle de lo cotidiano, está sucediendo todo el tiempo. Pero, al mismo tiempo, qué difícil es lograr una buena traducción de la vida a las palabras, de la mente a las palabras.»
En este marco el ámbito de la cultura cobra especial importancia en la consecución de la hegemonía, proceso a través del cual se universalizan intereses y afectos, en palabras de Gramsci, “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político”.
Este artículo fue publicado originalmente por Stuart Hall en la revista Universities & Left Review, en el otoño de 1958, un momento en el que las transformaciones del capitalismo y de la izquierda después de la Segunda Guerra Mundial estaban cambiando Gran Bretaña y el mundo para siempre. La traducción al español es de Manuel Romero.
Hay una creencia generalizada de que el progreso de la ciencia es imparable y de que la tecnología todo lo puede. No cabe en nuestras mentes, pero especialmente en la de nuestros gobernantes, que pueda haber límites biofísicos y energéticos a lo que somos capaces de hacer
En estas líneas comparto con las compañeras y compañeros de España algunas reflexiones sobre las elecciones del pasado 15 y 16 de mayo en Chile y su relación con la rebelión popular que se inició en octubre del 2019. Primeras impresiones que destilan optimismo por los resultados favorables para las fuerzas políticas transformadoras que obtuvieron la mayoría de los escaños en la Convención que redactará la nueva Constitución Política, una Convención con paridad de género y 17 representantes de los pueblos indígenas.
Pese a que son siglos lo que nos separa de los escritos de Burke, su definición de lo sublime parece ajustarse al milímetro a la situación actual, y nos da las claves para entender por qué podemos experimentar placer estético en las consecuencias de una pandemia.
El miedo de no saber qué demonios va a pasar con nuestra vida y con la de aquellos que queremos. El miedo de mirar al futuro y no saber qué esperar. El miedo de no ver un horizonte de posibilidad, sino un muro tras el cual no sabemos qué se esconde.
La transformación digital sigue hoy una dirección marcada por las políticas del momento, que favorecen la concentración empresarial, la extracción masiva y la acumulación de poder. Pero, como sucedió a principios del siglo pasado, estos criterios políticos pueden cambiarse.
Los nuevos periodistas crecen sabiendo que su futuro es un campo de minas, estudian una carrera muy mal estructurada y muy exigente y, como recompensa a todo ese aguante, obtienen un puesto mal remunerado, tremendamente esclavo y, por supuesto, inestable y frágil.
¿En qué se debe basar, entonces, nuestro hacer político y sus distintos modos? He aquí la pregunta fundamental. La respuesta por la que aquí apostamos es la autonomía, la capacidad del grupo para dotarse de sus propias reglas independientemente de factores externos.
La crítica política y social se consiguió transmitir desde la crítica cultural, en una alianza estética de raigambre nietzscheana en la que la música era un elemento de transformación radical. Este nuevo paradigma no había sido aprovechado por la izquierda tradicional, que dejó pasar el impulso que esta revolución cultural había traído.
La guerra en Ucrania sitúa en un primer plano la importante dependencia energética exterior de la UE y aboga por una aceleración en el proceso de transición verde acometida en toda su extensión.
Las comunidades no se pueden descontextualizar de los modos de producción en las que están insertas, de las transformaciones que se producen y en las que son producidas por seres humanos en el paso de sus vidas.
Si el ecologismo desea tener una incidencia real en las disputas políticas del futuro inmediato (y es imprescindible que la tenga) no puede pasar por alto las peculiaridades y temporalidades de las diversas esferas de lo humano.
Disney no podría habernos ofrecido un simbolismo más explícito de su empresa ideológica: Una casa (propiedad privada) que requiere de nuevas, reformadas y más progresistas, formas dentro de la misma institución (familia) para poder recuperar la magia (herencia).
En suma, Mercado y Estado no son términos antitéticos, sino necesariamente complementarios. Pero decimos más: no se trata sólo de considerar que ambas realidades son dependientes históricamente, sino de enfatizar que sus componentes estructurales están tan sumamente involucrados que sus contornos llegan a hacerse borrosos, hasta el punto de confundirse.
Este texto se publica en el marco del debate que tuvo lugar en el seminario "Marx y El Capital en el mundo contemporáneo" entre Jesús Rodríguez y Manuel Romero a propósito del lugar de lo político en la teoría marxista.
«Es necesario un nuevo movimiento internacionalista y pacifista que en los diferentes países movilice los intereses de las grandes mayorías, que exija la toma de acciones para prevenir conflictos, y en particular que se pongan fuertes límites a las armas nucleares.»
Como dice Eva Illouz en el prólogo del libro de Horvat, parece que el capitalismo nos ha arrebatado la capacidad de amar de manera radical. Nos encontramos ante la imposibilidad de replantear un concepto que parece haber quedado diluido entre las crisis del neoliberalismo.
El valor de los libros de Peter Frase, Olin Wright y Aaron Bastani reside en su capacidad para darle la vuelta al famoso dictum de Jameson e imaginar que el neoliberalismo no existe. Hay una potencia afirmativa en esa negación que no es una cuestión menor.
¿Y si las plataformas y su modelo de explotación basado en la extracción de datos hubieran sido solo un impasse en el proceso de construcción del Internet que finalmente se estabilizará en el futuro?
La camaradería es el resultado de la solidaridad, del compromiso y de la disciplina. Es una práctica compleja, en la que se fracasa una vez para levantarse y fracasar mejor. A veces puede ser asfixiante, pero la mayor parte de las veces es liberadora. Somos nosotres en un sentido colectivo.
El verano y las vacaciones se agotan, y también el tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos, novelas, películas y documentales para que puedas disfrutarlas durante el mes de agosto.
La coyuntura tiene la singularidad de ser aquel momento sin el cual no se podrían visualizar ni reflexionar sobre determinados problemas políticos. Pensar la coyuntura implica, decía el epistemólogo crítico Hugo Zemelman, comprender el presente-potencial.
El pensamiento de Davis, como buen materialista y marxista, operaba en continuo diálogo con el ruido del presente, con sus obstáculos, sus rugosidades y pliegues, sus pervivencias, sus proyecciones y posibilidades.
«Muchas personas dicen que la experiencia de haber participado en un laboratorio ciudadano les cambió la vida»
El video presidencial en inglés siguen revelando datos importantes del relato que el gobierno está cocinando, en él se resignifican dos de las imágenes con las que se ha caracterizado al régimen uribista de Duque: la del títere y la del hombre desconectado de la realidad.
Hoy más que nunca necesitamos disponer de horizontes de futuro confiables, asegurar nuestras vidas -y no para cualquier forma de vida, sino para una que valga la pena ser vivida- como condición de posibilidad de cualquier forma de libertad política (pues sabemos que sin seguridad y confianza en el porvenir no hay libertad sino miedo y servidumbre).
Somos mucho más rentables como espectadores-consumidores de contenido en plataformas ya que, si la televisión entraba en nuestra casa para ofrecernos entretenimiento a cambio de un porcentaje de tiempo invertido en publicidad, esta nueva forma de extracción de beneficios entra directamente en nuestro cuerpo, para buscar beneficios en los datos derivados de nuestro comportamiento.
La serie es un éxito puesto que (re)construye cómo una ideología como la Alt-Right puede llegar a ser hegemónica y lo hace en una dialéctica constante con la realidad que vive la sociedad estadounidense y sus pilares racistas.
"La pandemia ha enfatizado enormemente una tendencia que ya se estaba dibujando: una condición de miedo a la corporeidad, me atrevería a decir, incluso, una sensibilización fóbica hacia el cuerpo del otro."
Este texto es un informe presentado el 20 de enero de 2017 en el marco de la sesión ¿Quiénes son los comunistas? de la Conferencia de Roma sobre el Comunismo. Fue publicado originalmente en italiano con el título Chi sono i comunisti en la página web del colectivo Euronomade, y traducido ahora al castellano por Manuel Romero.
«Leí tu libro la semana pasada y me sentí como si saliera a tomar aire después de pasar mucho tiempo bajo el agua. Me gustaría agradecerle de todo corazón que haya expresado de forma tan elocuente casi todo lo que había que decir, y que haya proporcionado una razón para la esperanza, cuando yo estaba a punto de desesperar.»
El duelo, mientras haya recuerdo, afecto, es inevitable. La cuestión consiste en hacer un duelo sano, que sea llevable, en una existencia y una pérdida de la que el sujeto sea capaz de hacerse cargo.
En el sistema semiológico de Barthes el mito se presenta como una potencia naturalizadora, una herramienta de normalización. Por eso, en su descripción de las lógicas de funcionamiento del mito hay todo un intento de impugnar la normalidad de los quehaceres cotidianos
En definitiva, en el Manifiesto la ciencia le habla a la política como un cliente exigente que demanda aquellos servicios por los que paga. Esta posición no es nueva. Viene construyéndose desde hace décadas, en especial desde el mercado hacia el Estado.
Más que luchar por una u otra interpretación, una misión muy loable pero que para mí aún es dudosa en el ejercicio de la crítica cultural, la indefinición de lo afectivo nos debe conducir a identificar a qué anhelos desarticulados apela la cultura popular.
Habitualmente se entiende que la ciencia ficción, precisamente por su carácter especulativo, es un género con una relación particular con el progresismo y la izquierda. Sin que esto sea necesariamente falso, la realidad es que la historia del género está llena de grandes figuras y obras notables con relación directa con posturas reaccionarias e incluso con el fanatismo religioso.
Hemos lanzado una batería de preguntas a distintos pensadores y pensadoras con el fin de acercarnos a un análisis no tanto de la crisis del coronavirus en sí, como de los distintos escenarios de futuro a que nos puede conducir su salida. Aquí las respuestas que nos ha dado Luciana Cadahia, filósofa argentina, autora de Mediaciones de lo sensible. Hacia una nueva economía crítica de los dispositivos (FCE, 2017) y El círculo mágico del Estado (Lengua de Trapo, 2019).
De un tiempo a esta parte me interesan las figuraciones de clase. Historias que reivindican las formas de vida obreras, ficciones que no esencializan ni se edifican en el antagonismo social y que de algún modo liberan a la literatura obrera de sus tareas históricas.
¿Qué pasa si dejamos de considerar a la propiedad como algo sagrado y “permanente”, que incluso trasciende al individuo (y su supuesto esfuerzo) hasta sus herederos, y empezamos a considerar que esta es imposible sin un complejo sistema de relaciones sociales colectivas que la sostiene desde su origen?
Al igual que los Shelby, podemos contemplar nuestras sociedades y afirmar que las élites son despiadadas, crueles e insolidarias. Sin embargo, conviene separarse de ellos a la hora de configurar el futuro a perseguir, uno en el que no quepan egoísmos narcisistas ni tradiciones opresoras.
En medio de una pandemia mundial -donde el proceso productivo neoliberal en el que ya vivíamos condiciona nuestra manera de sentir, relacionarnos y también curarnos-lo último que se permite es adolecer. Nuestras pérdidas son rápidas, ocultadas, secretas, dejan un duelo mudo, pero igual de profundo, es un duelo arrebatado.
'Los olvidados. Ficción de un proletariado reaccionario' no es un libro más, descubre el hilo común del pensamiento reaccionario contemporáneo y, a la vez, hace un ejercicio de arqueología brillante para responder a las entelequias de un obrerismo que pretende invocar a una clase obrera que jamás existió.
No es nuevo decir que, tras décadas de neoliberalismo, la responsabilidad sobre el empleo descansa cada vez más sobre los propios individuos. Cada vez son más los programas educativos que añaden en sus currículos una nueva y apetecible competencia: la empleabilidad.
El contexto Covid-19 nos trae un 'horror vacui' diferente, algo más angustiante que la patología psicológica conocida como 'fear of missing out' (FOMO), la posibilidad de que no nos estemos perdiendo nada porque nada está pasando y nada puede pasar.
Cabe cuestionarse si a estos "liberales" alguna vez les importó algo más que su persona, si aquella condescendencia de clase no supone en realidad un brillante ejemplo de conciencia de clase –de clase privilegiada, por supuesto– a la que le duró demasiado el disfraz democrático y popular.
Series como 'Succession' sirven para detectar la corrosión del poder, la política y el dinero mientras nos deleitamos con las disfunciones psicológicas de sus protagonistas. Si la serie sirve para cartografiar el capitalismo multinacional es gracias a su efecto de “totalidad”.
A pesar de la omnipresencia de este debate, es necesario cubrir una carencia fundamental de la mayoría de estos discursos: rebatir el desdén generalizado ––en gran parte de las ocasiones automático; en otras sencillamente visceral–– hacia la nostalgia y, en consecuencia, hacia su poso melancólico.
¿tan importante es la relación que se da entre el mundo de lo lleno y de lo vaciado? Parece probable que sí, que sea necesario todo este despliegue orientado a disimular la naturaleza conflictiva de las relaciones sociales de lo vaciado, hacia dentro y hacia fuera, sobre todo porque todos los sujetos implicados arriesgan mucho en este juego.
La pregunta que tenemos que hacernos es si preferimos vivir peor para mantener ciertos negocios o apostamos por mejorar la vida y forzar un desplazamiento productivo hacia otros sectores. Claramente lo que tiene que primar es la calidad de vida y lo que tiene que adaptarse es el modelo productivo, no al revés.