"La pandemia ha enfatizado enormemente una tendencia que ya se estaba dibujando: una condición de miedo a la corporeidad, me atrevería a decir, incluso, una sensibilización fóbica hacia el cuerpo del otro."
A propósito de la publicación de Neo-operaísmo (Caja Negra, 2020), una compilación de textos en la que participan autoras como Silvia Federici, Sergio Bologna, Andrea Fumagalli, Franco Berardi 'Bifo' o Antonio Gómez Villar, entre otras muchas, y en el que se abordan las transformaciones políticas y económicas de las últimas décadas, las polémicas en torno al concepto que da título al libro o problemas de rabiosa actualidad como la ausencia de proyección de futuro y su relación con la epidemia de enfermedades mentales, hemos creído que sería una buena oportunidad para charlar sobre algunas de las preocupaciones a las que intentamos dar respuestas en el Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social. Por ello, agradecemos a Franco Berardi 'Bifo' y Antonio Gómez Villar que hayan respondido tan amablemente a nuestras preguntas.
Franco Berardi 'Bifo' (Bolonia, 1949) es escritor, filósofo y, sobre todo, militante delos movimientos autonomistas desde la década de los 70. Sus escritos abordan cuestiones relacionadas con la filosofía del lenguaje, la new economy o lo que él mismo ha denominado como la "cancelación del futuro", y todo ello desde un enfoque teórico-práctico como es el método operaista. Entre algunas de sus muchas publicaciones se encuentran La fábrica de la felicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global (Traficante de Sueños, 2003), Fenomenología del fin. Sensibilidad y mutación conectiva (Caja Negra, 2017) o La segunda venida. Neorreacionarios, guerra civil global y el día después del Apocalipsis (Caja Negra, 2021).
Antonio Gómez Villar es filósofo, profesor de Filosofía en la Universitat de Barcelona(UB) y en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Entre algunos de sus escritos se encuentran Vidas dañadas. Austeridad y vulnerabilidad en la era de la austeridad (Artefakte, 2014), junto a Sonia Arribas y Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: Populismo y Hegemonía (Gedisa, 2021); y es editor del libro colectivo Working Dead (La Virreina, 2019), junto a María Ruido y Marta Echaves.
Franco Berardi: El año setenta y siete, particularmente en Italia, pero no solo, tiene una doble cara si miramos desde el punto de vista de la percepción cultural, pero también desde el punto de vista de la historia política.
En Italia el movimiento que se manifiesta a la mitad de la década y llega a su punto mas intenso en la primavera del setenta y siete es, ante de nada, un sobresalto de la larga convulsión revolucionaria del siglo XX, una ultima revuelta proletaria metropolitana, una síntesis de las contraculturas de los sesenta, pero, en un segundo momento, en el periodo que sigue el Convenio internacional contra la represión de septiembre, vuelve a percibir la inminencia de una nube tempestuosa, de una reacción violenta del poder. La primera fase tiene colores que hacen referencia al imaginario delos sesenta, la segunda se encarna en las primeras manifestaciones del punk.
No future no es un concepto, es una metáfora. Una paradoja que tiene un efecto de self fulfillingprophecy. Cuando Thatcher tuvo el poder en Gran Bretaña, cuando el discurso económico del beneficio se impuso de nuevo como discurso sin alternativas, el futuro que la modernidad había prometido se declaraba muerto.
Sin embargo, ahora podemos decir que el futuro sigue empujándonos hacia un destino desconocido. La pandemia ha convertido la percepción del no future en sentido común, pero al mismo tiempo se manifiesta como Apocalipsis, como revelación. Revelación del hecho que el modelo epistémico, antropológico y, básicamente, económico del capitalismo esta llevando la humanidad hacia una perspectiva de colapso. Esta perspectiva es nueva, nunca la palabra colapso fue parte del léxico político, ahora sí.
"En el primer sentido la cancelación del futuro se presenta como la condición para un cambio psico-político de tipo igualitario: la condición de un abandono del paradigma de la propiedad privada y del beneficio".
F.B.: El fin del futuro significa dos cosas distintas. De un lado, agotamiento del modelo basado sobre el crecimiento, la expansión, la aceleración… Ese modelo ha producido condiciones que no son más viables para la gran mayoría de la población humana. Del otro lado, significa una percepción cultural difundida dela imposibilidad de salir del modelo capitalista, de salir de la trampa consumista, de realizar formas diferentes fundadas sobre la frugalidad y el conocimiento compartido.
En el primer sentido la cancelación del futuro se presenta como la condición para un cambio psico-político de tipo igualitario: la condición de un abandono del paradigma de la propiedad privada y del beneficio. Comunismo o extinción, si puedo usar una palabra vieja pero que sigue teniendo un sentido actual. Pero, al mismo tiempo, las condiciones de la subjetividad están fragmentadas, precisadas, deprimidas, y eso provoca una percepción de imposibilidad de salir de los automatismos dominantes. Impotencia es la forma en que se manifiesta la lenta cancelación del futuro en la dimensión subjetiva.
F.B.: No me parece que se trate de elaborar recetas para el porvenir. No funciona así el imaginario.El imaginario presente es un imaginario esencialmente distópico porque estamos intentando sintonizarnos con una dimensión distópica de la realidad.
La creación estética o la elaboración cultural no tienen una tarea, un programa que realizar. La imaginación es un intento del organismo consciente colectivo, que es también un organismo sensitivo, sensible, de reducir la brutalidad del entorno psico-estético, de sintonizar las antenas de la subjetividad con las oscilaciones de la psicosfera.
La pandemia ha producido una deformación de la esfera proxémica, de la relación con los cuerpos de los otros: un trauma va modelando la nueva psicosfera y el nuevo inconsciente colectivo. La dimensión estética y la dimensión erótica de la esfera social están atravesando una mutación profunda que redefinirá la capacidad dela subjetividad de producir nuevas formas de imaginación. En estamutación, la esfera estética es central si tomamos la palabra estética en su sentido originario: la percepción del entorno de experiencia, y, sobre todo, la percepción erótica de la vida relacional.
F.B.: Ya tenemos un montón de estudios de psicología que muestran como la virtualización de la experiencia, del aprendizaje, produce un incremento de las patologías en la esfera afectiva. El libro de Jean Twenge sobre la generación híper-conectada, los libros de Sherry Turkle, y un montón de otros textos muestran una fenomenología muy clara de la mutación psico-cognitiva y de sus lados patológicos. Hace mucho tiempo la antropóloga Rosa Goldsen habló de una generación que estaba aprendiendo más palabras por una máquina que por sus propias madres. Las simplicaciones afectivas de la separación del lenguaje del cuerpo, de la voz, de la singularidad erótica materna, es la raíz de esta mutación con la que tienen que enfrentarse los psicoterapeutas y también, de manera creativa, la experimentación estética. La pandemia ha enfatizado enormemente una tendencia que ya se estaba dibujando: una condición de miedo a la corporeidad, me atrevería a decir, incluso, una sensibilización fóbica hacia el cuerpo del otro.
"La expresión neo-operaísmo no define un cuerpo establecido de teorías o de prácticas específicas; define un método de análisis social."
F.B.: La máquina no se puede parar. Por eso he creído que solo la aceleración de la dinámica técnica podía crear condiciones de emancipación. Pero eso no puede acontecer sin autonomía psíquica, cultural o imaginaria del sujeto social. Hoy me doy cuenta de que la pandemia parece haber destruido las condiciones para esta autonomía. Eso me desespera, pero no puedo ocultármelo a mi mismo.
F.B.: Seré claro: la expresión neo-operaísmo no define un cuerpo establecido de teorías o de prácticas específicas; define un método de análisis social que subraya la relación entre desarrollo de las fuerzas productivas, de las tecnologías, de las relaciones de trabajo y de la composición subjetiva, cultural y hasta psíquica de la colectividad social.
En este sentido, como método de análisis, el neo-operaísmo tiene una actualidad evidente. La historia de este concepto tiene su origen en un movimiento intelectual que intentó leer los movimientos obreros de los años sesenta en términos de composición política, pero también cultural, lingüística, relacional, y psíquica del mundo del trabajo.
A nivel técnico y económico el trabajo de hoy es profundamente distinto del trabajo de los años sesenta y setenta, pero el método de análisis composicionista, propio del pensamiento operaista, sigue siendo útil para entender las dinámicas sociales.
Antonio Gómez Villar: La periodización del desarrollo capitalista que desarrolla el operaismo italiano, del ‘obrero masa’ al ‘obrero social’, se corresponde en paralelo a la periodización que marca la transición del operaismo al (post)operaismo. El proceso de recomposición de clase del ‘obrero masa’ había sido analizado dentro de la esfera del trabajo industrial; el proceso de recomposición del obrero social, en cambio, afecta no ya al conjunto de la sociedad, la fábrica-social.Pero como bien apunta Sandro Mezzadra en su texto "En la época de los post", el anteponer post al operaismo no fue obra de ninguno de los teóricos que se asocian a esta etiqueta, sino que ésta se formó en el mundo anglosajón. Dehecho, Italian Theory es un término acuñado por la academiaangloparlante, al igual que sucedió antes con French Theory. A este respecto, habría que apuntar dos cosas: primero, que el prefijo neo quiere dar cuenta de una nueva transformación capitalista en curso, el prefijo neo responde al gesto teórico de inscribir las transformaciones en curso en el interior de la periodización del desarrollo capitalista y del operaismo como corriente de pensamiento; y, segundo, es el primer prefijo propuesto por la propia corriente operaista y no desde un departamento de estudios culturales estadounidenses. Parece que, al fin, los italianos ya son conscientes de que poseen una Italian Theory.
A.G.V.: Diría que, a pesar de las diferencias entre esos enfoques, algunos directamente contrapuestos – las aportaciones de Silvia Federici, por ejemplo, son una impugnación de muchas de las tesis de Toni Negri–, hay tres elementos que ligan las distintas perspectivas que agrupa el operaismo. El primero y fundamental es la adopción de la llamada ‘revolución copernicana’ que Mario Tronti introdujera en 1959 en su libro Obreros y capital: la subjetividad como punto de partida, la anterioridad de lo subjetivo respecto de la estructura de dominación.Los análisis operaistas parten del presupuesto de que es en la capacidad deinnovación y de cooperación del trabajo vivo donde residen los fundamentos de las formas históricas del capitalismo y rechazan tomar como núcleo de investigación el curso objetivo del capitalismo o las potencias simétricas y contrarias al capital. Tronti expresó la llamada 'revolución copernicana' con aquél «primero las luchas, luego el desarrollo capitalista», es decir, la resistencia siempre es anterior en relación al poder; las revueltas de la clase trabajadora anteceden y prefiguran los desarrollos posteriores del capital. En otras palabras, las revueltas constituyen una fuerza creativa que, incluso sino sale inmediatamente victoriosa, determinará los modos de desarrollo futuro del capital.
"El operaismo entiende que las transformaciones del capitalismo afectan a la vida y la subjetividad, que la política no es una esfera independiente de la economía."
Segundo, en lo que a la metodología adoptada se refiere, podemos hacer extensivo el carácter que Bifo atribuye a sus escritos como la metodología propia del operaismo. Bifo sostiene que sus libros tienen un carácter rapsódico y no orgánico: recoge intuiciones y preocupaciones surgidas en épocas distintas y las desarrolla según campos diversos: categorías propias de la filosofía política, la ética, la epistemología, la economía política o la filosofía del lenguaje. Esta interdisciplinariedad se justifica en tanto los autores y autoras operaistas siempre persiguen una amplitud de miras y perspectivas desde la que abordar los diferentes análisis. Este carácter rapsódico es también un rasgo fundamental del método recombinante frente a los desarrollos lineales, pues los análisis son fruto de una maduración en contextos bien diversos: situaciones de movilización, de discusiones y de luchas dentro y fuera de la academia, en diversos agenciamientos colectivos de enunciación que siempre acompaña el devenir de los movimientos sociales. En la vasta y extensa producción teórica operaista, se tratan temas que vuelven una y otra vez, mirados desde prismas y perspectivas distintas, y a la luz de objetos que desafían las categorías que ya venían siendo pensadas.
Por último, desde el punto de vista de los elementos teóricos, la corriente operaista comparte un interés común: la atención por ‘lo económico’, muy poco presente, por cierto, en la mayoría de los filósofos contemporáneos, incluso en la tradición posmarxista. El operaismo entiende que las transformaciones del capitalismo afectan a la vida y la subjetividad, que la política no es una esfera independiente de la economía. La fuerza del capitalismo reside en su capacidad de articular la economía con la producción de subjetividad en diferentes aspectos. Desde esta perspectiva, si la subjetivación quiere existir y cobrar consistencia, entonces debe efectuar una ruptura, atravesando y reconfigurando lo económico, lo social, lo político, etc.
F.B.: El hilo es la metodología que considera la historia de la subjetividad (cultural, sexual, lingüística) como un elemento decisivo de la historia social. Hay una analogía con el pensamiento post-estructuralista, con Foucault, Deleuze y Guattari, que en los años setenta hicieron una operación teórica similar a la del operaísmo italiano.
F.B.: El lado que me interesa de esta redefinición del funcionamiento del capital es el de la semiótica. El capitalismo industrial evolucionó de una manera multiforme, cuando las tecnologías de la información posibilitaron una desmaterialización del proceso laboral. El conocimiento se volvió cada vez más central en la producción de valor, remplazando el trabajo de transformación física de la materia. El trabajo se transformó en trabajo semiótico, en modificación de la materia sígnica.
La idea de la compulsión a la repetición es muy poderosa y ha calado profundamente en nuestra cultura. Me gustaría argumentar que, históricamente, el marxismo ha experimentado cuatro neurosis importantes: la neurosis económica, la neurosis filosófica, la neurosis histórica y la neurosis cultural.
«Es necesario un nuevo movimiento internacionalista y pacifista que en los diferentes países movilice los intereses de las grandes mayorías, que exija la toma de acciones para prevenir conflictos, y en particular que se pongan fuertes límites a las armas nucleares.»
Este artículo fue publicado originalmente por Stuart Hall en la revista Universities & Left Review, en el otoño de 1958, un momento en el que las transformaciones del capitalismo y de la izquierda después de la Segunda Guerra Mundial estaban cambiando Gran Bretaña y el mundo para siempre. La traducción al español es de Manuel Romero.
A pesar de la omnipresencia de este debate, es necesario cubrir una carencia fundamental de la mayoría de estos discursos: rebatir el desdén generalizado ––en gran parte de las ocasiones automático; en otras sencillamente visceral–– hacia la nostalgia y, en consecuencia, hacia su poso melancólico.
Como defendió Matt Colquhoun recientemente en su blog, la serie no es el capitalismo avanzando a través de la apropiación del sentimiento anticapitalista sino el sentimiento anticapitalista avanzando a través de la apropiación del capitalismo.
Somos mucho más rentables como espectadores-consumidores de contenido en plataformas ya que, si la televisión entraba en nuestra casa para ofrecernos entretenimiento a cambio de un porcentaje de tiempo invertido en publicidad, esta nueva forma de extracción de beneficios entra directamente en nuestro cuerpo, para buscar beneficios en los datos derivados de nuestro comportamiento.
Este texto es un informe presentado el 20 de enero de 2017 en el marco de la sesión ¿Quiénes son los comunistas? de la Conferencia de Roma sobre el Comunismo. Fue publicado originalmente en italiano con el título Chi sono i comunisti en la página web del colectivo Euronomade, y traducido ahora al castellano por Manuel Romero.
Hoy más que nunca necesitamos disponer de horizontes de futuro confiables, asegurar nuestras vidas -y no para cualquier forma de vida, sino para una que valga la pena ser vivida- como condición de posibilidad de cualquier forma de libertad política (pues sabemos que sin seguridad y confianza en el porvenir no hay libertad sino miedo y servidumbre).
El pensamiento de Davis, como buen materialista y marxista, operaba en continuo diálogo con el ruido del presente, con sus obstáculos, sus rugosidades y pliegues, sus pervivencias, sus proyecciones y posibilidades.
El duelo, mientras haya recuerdo, afecto, es inevitable. La cuestión consiste en hacer un duelo sano, que sea llevable, en una existencia y una pérdida de la que el sujeto sea capaz de hacerse cargo.
Habitualmente se entiende que la ciencia ficción, precisamente por su carácter especulativo, es un género con una relación particular con el progresismo y la izquierda. Sin que esto sea necesariamente falso, la realidad es que la historia del género está llena de grandes figuras y obras notables con relación directa con posturas reaccionarias e incluso con el fanatismo religioso.
«Leí tu libro la semana pasada y me sentí como si saliera a tomar aire después de pasar mucho tiempo bajo el agua. Me gustaría agradecerle de todo corazón que haya expresado de forma tan elocuente casi todo lo que había que decir, y que haya proporcionado una razón para la esperanza, cuando yo estaba a punto de desesperar.»
¿Qué pasa si dejamos de considerar a la propiedad como algo sagrado y “permanente”, que incluso trasciende al individuo (y su supuesto esfuerzo) hasta sus herederos, y empezamos a considerar que esta es imposible sin un complejo sistema de relaciones sociales colectivas que la sostiene desde su origen?
El miedo de no saber qué demonios va a pasar con nuestra vida y con la de aquellos que queremos. El miedo de mirar al futuro y no saber qué esperar. El miedo de no ver un horizonte de posibilidad, sino un muro tras el cual no sabemos qué se esconde.
Si ya no vemos igual, ni desde los mismos dispositivos, si cada vez hay más oferta de productos audiovisuales y el fútbol no mueve ficha, corre el riesgo de quedarse fuera de los nuevos mercados del consumo audiovisual.
En definitiva, en el Manifiesto la ciencia le habla a la política como un cliente exigente que demanda aquellos servicios por los que paga. Esta posición no es nueva. Viene construyéndose desde hace décadas, en especial desde el mercado hacia el Estado.
Disney no podría habernos ofrecido un simbolismo más explícito de su empresa ideológica: Una casa (propiedad privada) que requiere de nuevas, reformadas y más progresistas, formas dentro de la misma institución (familia) para poder recuperar la magia (herencia).
La digitalización, que sigue un progreso exponencial según la ley de Moore, permite concebir, incluso a corto plazo, una sociedad en la que las máquinas realicen la mayor parte de las tareas, dejando a los humanos mucho tiempo para el autodesarrollo.
Series como 'Succession' sirven para detectar la corrosión del poder, la política y el dinero mientras nos deleitamos con las disfunciones psicológicas de sus protagonistas. Si la serie sirve para cartografiar el capitalismo multinacional es gracias a su efecto de “totalidad”.
Cabe cuestionarse si a estos "liberales" alguna vez les importó algo más que su persona, si aquella condescendencia de clase no supone en realidad un brillante ejemplo de conciencia de clase –de clase privilegiada, por supuesto– a la que le duró demasiado el disfraz democrático y popular.
En este marco el ámbito de la cultura cobra especial importancia en la consecución de la hegemonía, proceso a través del cual se universalizan intereses y afectos, en palabras de Gramsci, “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político”.
Creo que hay pocas definiciones más hermosas de democracia que aquella que reconoce no ser más que el esfuerzo que realizamos conjuntamente para definir a oscuras, acompañado por otros tan ciegos como nosotros mismos, qué es bueno y qué es malo.
De un tiempo a esta parte me interesan las figuraciones de clase. Historias que reivindican las formas de vida obreras, ficciones que no esencializan ni se edifican en el antagonismo social y que de algún modo liberan a la literatura obrera de sus tareas históricas.
En medio de una pandemia mundial -donde el proceso productivo neoliberal en el que ya vivíamos condiciona nuestra manera de sentir, relacionarnos y también curarnos-lo último que se permite es adolecer. Nuestras pérdidas son rápidas, ocultadas, secretas, dejan un duelo mudo, pero igual de profundo, es un duelo arrebatado.
Al igual que los Shelby, podemos contemplar nuestras sociedades y afirmar que las élites son despiadadas, crueles e insolidarias. Sin embargo, conviene separarse de ellos a la hora de configurar el futuro a perseguir, uno en el que no quepan egoísmos narcisistas ni tradiciones opresoras.
¿Y si las plataformas y su modelo de explotación basado en la extracción de datos hubieran sido solo un impasse en el proceso de construcción del Internet que finalmente se estabilizará en el futuro?
La transformación digital sigue hoy una dirección marcada por las políticas del momento, que favorecen la concentración empresarial, la extracción masiva y la acumulación de poder. Pero, como sucedió a principios del siglo pasado, estos criterios políticos pueden cambiarse.
Con el verano liberamos algo de tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos y novelas para que podáis disfrutarlas durante el mes de agosto, y hacer así algo más ameno este calor insufrible.
Hemos lanzado una batería de preguntas a distintos pensadores y pensadoras con el fin de acercarnos a un análisis no tanto de la crisis del coronavirus en sí, como de los distintos escenarios de futuro a que nos puede conducir su salida. Aquí las respuestas que nos ha dado Luciana Cadahia, filósofa argentina, autora de Mediaciones de lo sensible. Hacia una nueva economía crítica de los dispositivos (FCE, 2017) y El círculo mágico del Estado (Lengua de Trapo, 2019).
No es nuevo decir que, tras décadas de neoliberalismo, la responsabilidad sobre el empleo descansa cada vez más sobre los propios individuos. Cada vez son más los programas educativos que añaden en sus currículos una nueva y apetecible competencia: la empleabilidad.
Gorriti es Filósofa, becaria doctoral CONICET y docente de la UNC. Autora de Nicos Poulantzas: una teoría materialista del Estado (Doble ciencia). Farrán es Filósofo, Investigador CONICET y docente de posgrado (Universidad Nacional de Córdoba). Autor de Badiou y Lacan: el anudamiento del sujeto (Prometeo), Nodal. Método, estado, sujeto (La cebra) y Nodaléctica (La Cebra).
¿No hay algo profundamente sospechoso en reflejar del lado de lo plebeyo la responsabilidad última del fascismo? ¿Por qué no encontramos, del lado de las élites, una imagen que pudiera tener el mismo peso simbólico? No es casual que el pueblo aparezca como el lugar de una sospecha y las élites queden, astutamente, sustraídas de la escena.
La crítica política y social se consiguió transmitir desde la crítica cultural, en una alianza estética de raigambre nietzscheana en la que la música era un elemento de transformación radical. Este nuevo paradigma no había sido aprovechado por la izquierda tradicional, que dejó pasar el impulso que esta revolución cultural había traído.
Realismo capitalista es –haciendo de lo complejo sencillez y de las respuestas fáciles preguntas difíciles– una de las grandes obras políticas de nuestro siglo, la que emite algunas lecciones fácilmente numerables para las políticas del “deseo poscapitalista” en el siglo XXI.
La camaradería es el resultado de la solidaridad, del compromiso y de la disciplina. Es una práctica compleja, en la que se fracasa una vez para levantarse y fracasar mejor. A veces puede ser asfixiante, pero la mayor parte de las veces es liberadora. Somos nosotres en un sentido colectivo.
Las comunidades no se pueden descontextualizar de los modos de producción en las que están insertas, de las transformaciones que se producen y en las que son producidas por seres humanos en el paso de sus vidas.
Las tesis que reproducimos a continuación fueron escritas por Bertolt Brecht en los años treinta, en el marco del debate con Gyorg Lukács sobre la definición de «realismo» en la literatura y el arte, así como el empleo del mismo por los artistas antifascistas.
«La literatura, para mí, está presente en cada momento, en cada detalle de lo cotidiano, está sucediendo todo el tiempo. Pero, al mismo tiempo, qué difícil es lograr una buena traducción de la vida a las palabras, de la mente a las palabras.»
Aquí las respuestas que nos ha dado Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo, autor, entre otros, de Las reglas del caos. Apuntes para una antropología del mercado (Anagrama, 1995), Leer con niños (Caballo de Troya, 2007), Islamofobia: nosotros, los otros, el miedo (Icaria, 2015) y Ser o no ser (un cuerpo) (Seix Barral, 2017).
Hay una creencia generalizada de que el progreso de la ciencia es imparable y de que la tecnología todo lo puede. No cabe en nuestras mentes, pero especialmente en la de nuestros gobernantes, que pueda haber límites biofísicos y energéticos a lo que somos capaces de hacer
En el sistema semiológico de Barthes el mito se presenta como una potencia naturalizadora, una herramienta de normalización. Por eso, en su descripción de las lógicas de funcionamiento del mito hay todo un intento de impugnar la normalidad de los quehaceres cotidianos
Si necesitamos pensar lo que nos está ocurriendo, ¿no sería importante que reflexionáramos sobre si lo que está sucediendo solo corrobora nuestras categorías y plantillas previas o si marca una diferencia aún por establecer?
La pregunta que tenemos que hacernos es si preferimos vivir peor para mantener ciertos negocios o apostamos por mejorar la vida y forzar un desplazamiento productivo hacia otros sectores. Claramente lo que tiene que primar es la calidad de vida y lo que tiene que adaptarse es el modelo productivo, no al revés.
Este texto se publica en el marco del debate que tuvo lugar en el seminario "Marx y El Capital en el mundo contemporáneo" entre Jesús Rodríguez y Manuel Romero a propósito del lugar de lo político en la teoría marxista.
La serie es un éxito puesto que (re)construye cómo una ideología como la Alt-Right puede llegar a ser hegemónica y lo hace en una dialéctica constante con la realidad que vive la sociedad estadounidense y sus pilares racistas.
En suma, Mercado y Estado no son términos antitéticos, sino necesariamente complementarios. Pero decimos más: no se trata sólo de considerar que ambas realidades son dependientes históricamente, sino de enfatizar que sus componentes estructurales están tan sumamente involucrados que sus contornos llegan a hacerse borrosos, hasta el punto de confundirse.
El contexto Covid-19 nos trae un 'horror vacui' diferente, algo más angustiante que la patología psicológica conocida como 'fear of missing out' (FOMO), la posibilidad de que no nos estemos perdiendo nada porque nada está pasando y nada puede pasar.
Más que luchar por una u otra interpretación, una misión muy loable pero que para mí aún es dudosa en el ejercicio de la crítica cultural, la indefinición de lo afectivo nos debe conducir a identificar a qué anhelos desarticulados apela la cultura popular.
¿tan importante es la relación que se da entre el mundo de lo lleno y de lo vaciado? Parece probable que sí, que sea necesario todo este despliegue orientado a disimular la naturaleza conflictiva de las relaciones sociales de lo vaciado, hacia dentro y hacia fuera, sobre todo porque todos los sujetos implicados arriesgan mucho en este juego.
Pese a que son siglos lo que nos separa de los escritos de Burke, su definición de lo sublime parece ajustarse al milímetro a la situación actual, y nos da las claves para entender por qué podemos experimentar placer estético en las consecuencias de una pandemia.
Los nuevos periodistas crecen sabiendo que su futuro es un campo de minas, estudian una carrera muy mal estructurada y muy exigente y, como recompensa a todo ese aguante, obtienen un puesto mal remunerado, tremendamente esclavo y, por supuesto, inestable y frágil.
'Los olvidados. Ficción de un proletariado reaccionario' no es un libro más, descubre el hilo común del pensamiento reaccionario contemporáneo y, a la vez, hace un ejercicio de arqueología brillante para responder a las entelequias de un obrerismo que pretende invocar a una clase obrera que jamás existió.
«Muchas personas dicen que la experiencia de haber participado en un laboratorio ciudadano les cambió la vida»
El valor de los libros de Peter Frase, Olin Wright y Aaron Bastani reside en su capacidad para darle la vuelta al famoso dictum de Jameson e imaginar que el neoliberalismo no existe. Hay una potencia afirmativa en esa negación que no es una cuestión menor.
¿En qué se debe basar, entonces, nuestro hacer político y sus distintos modos? He aquí la pregunta fundamental. La respuesta por la que aquí apostamos es la autonomía, la capacidad del grupo para dotarse de sus propias reglas independientemente de factores externos.
La guerra en Ucrania sitúa en un primer plano la importante dependencia energética exterior de la UE y aboga por una aceleración en el proceso de transición verde acometida en toda su extensión.
La coyuntura tiene la singularidad de ser aquel momento sin el cual no se podrían visualizar ni reflexionar sobre determinados problemas políticos. Pensar la coyuntura implica, decía el epistemólogo crítico Hugo Zemelman, comprender el presente-potencial.
El verano y las vacaciones se agotan, y también el tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos, novelas, películas y documentales para que puedas disfrutarlas durante el mes de agosto.
El video presidencial en inglés siguen revelando datos importantes del relato que el gobierno está cocinando, en él se resignifican dos de las imágenes con las que se ha caracterizado al régimen uribista de Duque: la del títere y la del hombre desconectado de la realidad.
Como dice Eva Illouz en el prólogo del libro de Horvat, parece que el capitalismo nos ha arrebatado la capacidad de amar de manera radical. Nos encontramos ante la imposibilidad de replantear un concepto que parece haber quedado diluido entre las crisis del neoliberalismo.
El necro-liberalismo asume de forma explícita y obscena la imposibilidad de conjugar el mantenimiento de la vida con el mantenimiento del orden político y económico, de ahí que se caracterice por hacer gala y enarbolar sin complejo alguno la bandera del desprecio a la vida.
En estas líneas comparto con las compañeras y compañeros de España algunas reflexiones sobre las elecciones del pasado 15 y 16 de mayo en Chile y su relación con la rebelión popular que se inició en octubre del 2019. Primeras impresiones que destilan optimismo por los resultados favorables para las fuerzas políticas transformadoras que obtuvieron la mayoría de los escaños en la Convención que redactará la nueva Constitución Política, una Convención con paridad de género y 17 representantes de los pueblos indígenas.
Si el ecologismo desea tener una incidencia real en las disputas políticas del futuro inmediato (y es imprescindible que la tenga) no puede pasar por alto las peculiaridades y temporalidades de las diversas esferas de lo humano.
Actualmente el debate se ha simplificado a partir de la categoría de "lo posmo", de manera que si te preocupa lo estético para construirte como sujeto, parece que estás abandonando la lucha de clases.