El verano y las vacaciones se agotan, y también el tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos, novelas, películas y documentales para que puedas disfrutarlas durante el mes de agosto.
Empujados por una ausencia que los autores entienden que afecta al tratamiento del feminismo en el cine de ciencia ficción, McCausland y Salgado firman un excelente y completo recorrido por la figura de la mujer y sus derivaciones alienígenas y cyborg en la historia del género en la gran pantalla. Este no es tanto una historia del feminismo en este ámbito, sino una historia feminista del mismo, es decir: una exposición de las formas en las que la mujer ha sido representada, maltratada, distorsionada, evolucionada y aumentada por las lentes difrácticas de la ciencia ficción, que han ofrecido multitud de líneas de fuga a lo largo de los años para describir y visitar otros universos desde la perspectiva de género. Con un finísimo conocimiento de sus materiales y una prosa que rehúye la ingenuidad y la superficialidad, el resultado es un enorme y adictivo texto que explora las fabulosas y peligrosas intersecciones entre feminismo, cine y ciencia ficción.
Somos nuestros datos. El escándalo de Cambridge Analytica puso sobre la mesa el papel que juegan las redes sociales en la guerra política. Chris Wylie trabajó para Cambridge Analytica, mano a mano con Palantir y Steve Bannon para hacer esto posible. Mindf*ck ofrece una narrativa honesta e increíblemente inteligente de una persona que vivió uno de los escándalos políticos más relevantes de nuestra era desde dentro. Las redes sociales se han convertido en un elemento clave a la hora de entender cómo se forman las subjetividades e identificaciones políticas, y Mindf*ck ofrece la oportunidad de asomarse a la mente y a la historia de una de las máquinas de propaganda política más eficaces de las últimas décadas.
Cumpliendo los deseos de Leslie Feinberg, la única forma de presentar a Jess Goldberg es recomendándoos que leáis Stone Blues Butch. Y así lo hacemos porque necesitáis conocer a Jess. Igual que necesitáis conocer a Duffy, a Butch Al, a Ed, Jan, Ruth, Edna, Grant, Jacqueline y a cada une de les personajes de la novela. Recorrer a su lado las calles norteamericanas y la vida cotidiana de los márgenes y quienes los habitan de una forma u otra. Obra de culto para la comunidad LGTBI y una de las mejores novelas de los EEUU, el relato de Feinberg destila en cada página solidaridad entre explotadas y oprimidas y la comunidad como una tarea de construcción cotidiana. Una novela que no trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo. Y, recordad, join a union!
Octavia Butler se ha “convertido”, en los últimos meses, en una de las autoras de moda en la ciencia ficción en España. La edición o reedición de algunas de sus obras más emblemáticas de nuevo a lengua castellana nos permite reencontrarnos con una de las autoras negras de culto de la ciencia ficción y la distopía americanas. De hecho, durante demasiado tiempo fue la única escritora negra de ciencia ficción. Para acercarse por primera vez a su obra, Hija de sangre y otros relatos puede ser la mejor opción que hay ahora mismo en el mercado español. Nos encontramos con nueve textos, 7 relatos y 2 ensayos, escritos entre los años 70 y 90, que nos van a enfrentar a nuestros miedos y deseos, a futuros próximos en los que la utopía capitalista aboca al planeta y sus pueblos a la muerte. La colonización y la racialización, el machismo, la cooperación y relaciones entre Otros, la muerte y la locura, el libre albedrío. Todos estos temas y preocupaciones aparecen en estas páginas acompañadas de reflexiones sobre lo que supone ser una mujer negra en Pasadena que quiso convertirse en una de las escritoras que revolucionaron el género.
Engels se situó él mismo como el segundo violín en una de las relaciones más fructíferas que ha tenido la izquierda (quizá la única). Sin embargo, el papel de Engels en la vida de Marx y en los orígenes del movimiento comunista a nivel internacional fue más bien de dirección de orquesta, o eso al menos es lo que intenta explicar Krätke en esta colección de ensayos. Las biografías son para el verano y esta además es breve.
Hito Steyerl es una cineasta, una artista visual alemana a la que el Museo Reina Sofía le dedicó, entre finales de 2015 y principios de 2016, una exposición llamada Duty-Free Art, donde se vieron obras como Cómo no ser visto: un puto archivo .MOV didáctico y educativo, filmada en 2013. No obstante, Steyerl es también una ensayista sobresaliente y de ojo agudo, capaz de atisbar el punto exacto donde el arte y el poder colisionan en la contemporaneidad. Aunque cualquier lectura sería una buena recomendación, Arte Duty Free es una recopilación de textos magnífica; una continuación, en parte, de la ya mítica obra de Harun Farocki: Desconfiar de las imágenes —editada también, en este caso, por Caja Negra. Steyerl anida, desde el compromiso político, en el entendimiento de fenómenos como los ejércitos de bots, los drones, un siempre pujante y distópico mercado del arte o el spam y su relación con los Monty Python. El suyo no es, pues, un análisis estético de objetos políticos, tampoco un análisis político de objetos artísticos, sino una indagación profunda de las implicaciones estético-políticas —lo formulamos de un modo indisociable— de bombas que filman y de cámaras que permiten bombardear objetivos.
Didi-Huberman es, probablemente, el historiador del arte más importante de las últimas décadas. Ante el tiempo, junto a Ante la imagen y otras obras fundamentales, desafía los presupuestos filosóficos de la historiografía —del arte— tradicional, proponiendo una historia del arte a través del anacronismo, pecado capital del historiador clásico. El historiador, como subjetividad particular, no puede habitar el tiempo de las imágenes pasadas: contra el historicismo —la visión de las imágenes como eternidades petrificadas y ya sin vida— Didi-Huberman reivindica la mirada anacrónica, una historia no lineal que (re)encuentre las potencias perdidas de las imágenes en el flujo del tiempo. El pensamiento y la imbricación de figuras como Aby Warburg y Walter Benjamin se torna fundamental en este abandono del pasado como archivo estanco; en esta reivindicación de volver a mirar lo ya mirado, encontrando, quizá, las potencias del pasado, siempre, de cara al presente.
El que se presentó como el primer volumen de Los episodios nacionales, la nueva colección de la editorial Lengua de Trapo, cuenta la historia del que es probablemente el episodio más trágico de nuestra historia reciente: los atentados del 11 de marzo de 2004. Los acontecimientos no son narrados con imágenes de archivo o el recuerdo de quien fue testigo directo de la catástrofe, la autora reconstruye aquel fatídico día a través del vínculo entre dos amigas y el recuerdo de un concierto de Belle and Sebastian que quizá nunca debió haberse celebrado. Es una novela con una escritura cuidada que aflige a quien la lee, de las que se devoran en una tarde de descanso en la playa, en la piscina o en el sofá frente al ventilador. Soñó con la chica que robaba un caballo es la reedificación afectiva de la memoria de un día para el olvido, una historia de (des)amor, de cuerpos sin vida dentro y fuera de los vagones, el compendio en un puñado de páginas de un trauma colectivo que nos recuerda que una parte de nosotros y nosotras también estuvo en aquellos trenes.
Un libro valiente, que con respeto no teme abordar debates, y ser crítico con ellos, en el seno del feminismo, y que clama por un feminismo declinado más por la búsqueda de la libertad y la emancipación que por el señalamiento de los peligros y la búsqueda del castigo. Un feminismo, también, que busca alianzas más allá del sujeto clásico del feminismo, sin renunciar a él. Un feminismo más allá de la identidad.
Suele ser necesario el paso del tiempo para apreciar con sutileza las particularidades de un momento histórico, pero a la vez es imposible no ver Bo Burnham: Inside como uno de los productos culturales de este último año que capturan con mayor precisión la atmósfera de terror y patetismo que ha inundado recientemente el planeta. Rodado durante el confinamiento en la habitación cerrada del cómico, sin equipo ni audiencia, este especial resulta en una serie tragicómica de inventivas canciones y meta-comentarios que documentan el deterioro mental de su protagonista y sus luchas internas contra los vaivenes de su creatividad y sus dudas sobre la utilidad y el valor de la comedia en tiempos tan extraños. Nada hasta ahora ha condensado con tan terrorífica agudeza la atmósfera de agorafobia, pánico mediático y anticipación apocalíptica que marcan nuestro momento actual.
Nadie podría haberle dicho a Cullen Hoback, quien debutó con un documental sobre el LARP (juegos de rol en vivo) que acabaría por destapar uno de las intrigas de información y poder más siniestras de los últimos tiempos: la que rodea a la superteoría de la conspiración Qanon; realidad paralela que gana adeptos por momentos en los EEUU, especialmente entre los más fanáticos seguidores de Donald Trump. Elevado por un elenco de personajes reales que sería imposible inventar y una de las más fascinantes y enrevesadas historias de cómo se instrumentaliza la creencia y la desinformación en mezquinas luchas de poder e influencia en la Red, el documental acaba siendo un testimonio entre lo ridículo y terrorífico de uno de los fenómenos conspirativos más populares y francamente surrealistas de todos los tiempos.
En profunda relación con las tesis de Ante el tiempo, de Didi-Huberman, Peter Watkins filma un falso y monumental —3 horas y media es el más breve de sus montajes— documental sobre los sucesos de la Comuna de París, entre marzo y mayo de 1871. Ante la eterna mentira del cine, ilusión pérfida, Watkins decide “traer” las acciones de los comuneros hacia el presente, poniéndolas en diálogo con nuestro tiempo: ¡hay micrófonos y cámaras, en el siglo XIX! ¡Los actores pueden salirse de su papel, obreros decimonónicos, para hablar sobre su tiempo! ¿Qué sentido tiene la Comuna de París como “hecho histórico” si no es para con nuestro tiempo? Watkins rehúsa filmar de forma impostada un pasado ajeno, y en cierta medida inaccesible, para reflexionar sobre la Comuna y sobre nosotros, 130 años después. Como dice Fisher en Comunismo ácido: «[...] el pasado todavía no ha ocurrido. Constantemente hay que volver a narrar el pasado, y el objetivo político de los relatos reaccionarios es sofocar los potenciales que aún esperan en él, listos para ser despertados otra vez». Aunque no es el mejor ejemplo de liviandad veraniega, es una película tan larga como para que, por desgracia, sólo podamos sacar tiempo para ella durante las vacaciones. Vive La Commune!
Don Hertzfeldt es un director estadounidense de animación experimental dedicado, principalmente, a la producción de cortometrajes. Su filmografía comienza a mediados de los noventa, aunque su obra maestra —al menos hasta el momento— es It’s Such a Beautiful Day, una película animada y experimental compilada, finalmente, en 2012. Decimos “compilada” porque se trata de una recopilación de tres cortometrajes previos, entre 2008 y 2011, sobre la vida del carismático Bill, un personaje de fisionomía simple y característica, más apegada a los personajes del meme contemporáneo que a las caracterizaciones en 3D de Pixar. Aunque esta mezcla virtuosa, atípica y low cost entre la tradición del cine experimental y narrativo tuvo una relativa repercusión en su año, la historia de Bill, de apenas una hora de duración, está hoy bastante olvidada. Si eres capaz de soportar la verborrea desmedida del protagonista, en ocasiones borgiana, no te olvidarás de él, pues todos somos, de alguna forma, Bill. Para quien esto escribe, una de las mejores y más olvidadas películas del siglo y, en general, de la historia del cine de animación, un elogio de la vida, triste aunque bella, y del mundo, «tosco y hermoso» (Bill).
Plasmación cinematográfica del espectáculo que David Byrne ha venido mostrando a lo largo de los últimos años por escenarios en todo el mundo, American Utopía ofrece una verdadera panorámica de la carrera de Byrne, desde sus inicios en Talking Heads a las diferentes facetas y sonidos desarrollados en solitario. La originalísima escenografía y el minimalista diseño artístico hacen pensar inevitablemente en la mítica Stop Making Sense (1984). Si el film de Jonathan Demme se ha convertido con el correr de las décadas en un clásico (posiblemente la mejor película sobre un concierto musical), esta incursión de Spike Lee en el género aporta una suerte de mirada complementaria, actualizada de aquel hito. Pero en cualquier caso, American Utopía no es una simple recopilación de éxitos y nostalgia para viejos fans y fans viejos. A través del itinerario musical de Byrne, lo que descubrimos es, sobre todo, una hermosa afirmación de la vida, del impulso vital de la curiosidad por todas las cosas, músicas y personas del mundo. Y entre las canciones, una hermosa reflexión acerca de la convivencia, la democracia y de la sociedad estadounidense en este momento que nos ha tocado vivir.
Este artículo fue publicado originalmente por Stuart Hall en la revista Universities & Left Review, en el otoño de 1958, un momento en el que las transformaciones del capitalismo y de la izquierda después de la Segunda Guerra Mundial estaban cambiando Gran Bretaña y el mundo para siempre. La traducción al español es de Manuel Romero.
Habitualmente se entiende que la ciencia ficción, precisamente por su carácter especulativo, es un género con una relación particular con el progresismo y la izquierda. Sin que esto sea necesariamente falso, la realidad es que la historia del género está llena de grandes figuras y obras notables con relación directa con posturas reaccionarias e incluso con el fanatismo religioso.
Cabe cuestionarse si a estos "liberales" alguna vez les importó algo más que su persona, si aquella condescendencia de clase no supone en realidad un brillante ejemplo de conciencia de clase –de clase privilegiada, por supuesto– a la que le duró demasiado el disfraz democrático y popular.
La digitalización, que sigue un progreso exponencial según la ley de Moore, permite concebir, incluso a corto plazo, una sociedad en la que las máquinas realicen la mayor parte de las tareas, dejando a los humanos mucho tiempo para el autodesarrollo.
De un tiempo a esta parte me interesan las figuraciones de clase. Historias que reivindican las formas de vida obreras, ficciones que no esencializan ni se edifican en el antagonismo social y que de algún modo liberan a la literatura obrera de sus tareas históricas.
En el sistema semiológico de Barthes el mito se presenta como una potencia naturalizadora, una herramienta de normalización. Por eso, en su descripción de las lógicas de funcionamiento del mito hay todo un intento de impugnar la normalidad de los quehaceres cotidianos
En medio de una pandemia mundial -donde el proceso productivo neoliberal en el que ya vivíamos condiciona nuestra manera de sentir, relacionarnos y también curarnos-lo último que se permite es adolecer. Nuestras pérdidas son rápidas, ocultadas, secretas, dejan un duelo mudo, pero igual de profundo, es un duelo arrebatado.
Este texto es un informe presentado el 20 de enero de 2017 en el marco de la sesión ¿Quiénes son los comunistas? de la Conferencia de Roma sobre el Comunismo. Fue publicado originalmente en italiano con el título Chi sono i comunisti en la página web del colectivo Euronomade, y traducido ahora al castellano por Manuel Romero.
La transformación digital sigue hoy una dirección marcada por las políticas del momento, que favorecen la concentración empresarial, la extracción masiva y la acumulación de poder. Pero, como sucedió a principios del siglo pasado, estos criterios políticos pueden cambiarse.
Al igual que los Shelby, podemos contemplar nuestras sociedades y afirmar que las élites son despiadadas, crueles e insolidarias. Sin embargo, conviene separarse de ellos a la hora de configurar el futuro a perseguir, uno en el que no quepan egoísmos narcisistas ni tradiciones opresoras.
Somos mucho más rentables como espectadores-consumidores de contenido en plataformas ya que, si la televisión entraba en nuestra casa para ofrecernos entretenimiento a cambio de un porcentaje de tiempo invertido en publicidad, esta nueva forma de extracción de beneficios entra directamente en nuestro cuerpo, para buscar beneficios en los datos derivados de nuestro comportamiento.
«La literatura, para mí, está presente en cada momento, en cada detalle de lo cotidiano, está sucediendo todo el tiempo. Pero, al mismo tiempo, qué difícil es lograr una buena traducción de la vida a las palabras, de la mente a las palabras.»
En estas líneas comparto con las compañeras y compañeros de España algunas reflexiones sobre las elecciones del pasado 15 y 16 de mayo en Chile y su relación con la rebelión popular que se inició en octubre del 2019. Primeras impresiones que destilan optimismo por los resultados favorables para las fuerzas políticas transformadoras que obtuvieron la mayoría de los escaños en la Convención que redactará la nueva Constitución Política, una Convención con paridad de género y 17 representantes de los pueblos indígenas.
Las tesis que reproducimos a continuación fueron escritas por Bertolt Brecht en los años treinta, en el marco del debate con Gyorg Lukács sobre la definición de «realismo» en la literatura y el arte, así como el empleo del mismo por los artistas antifascistas.
¿No hay algo profundamente sospechoso en reflejar del lado de lo plebeyo la responsabilidad última del fascismo? ¿Por qué no encontramos, del lado de las élites, una imagen que pudiera tener el mismo peso simbólico? No es casual que el pueblo aparezca como el lugar de una sospecha y las élites queden, astutamente, sustraídas de la escena.
«Muchas personas dicen que la experiencia de haber participado en un laboratorio ciudadano les cambió la vida»
Aquí las respuestas que nos ha dado Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo, autor, entre otros, de Las reglas del caos. Apuntes para una antropología del mercado (Anagrama, 1995), Leer con niños (Caballo de Troya, 2007), Islamofobia: nosotros, los otros, el miedo (Icaria, 2015) y Ser o no ser (un cuerpo) (Seix Barral, 2017).
Realismo capitalista es –haciendo de lo complejo sencillez y de las respuestas fáciles preguntas difíciles– una de las grandes obras políticas de nuestro siglo, la que emite algunas lecciones fácilmente numerables para las políticas del “deseo poscapitalista” en el siglo XXI.
Pese a que son siglos lo que nos separa de los escritos de Burke, su definición de lo sublime parece ajustarse al milímetro a la situación actual, y nos da las claves para entender por qué podemos experimentar placer estético en las consecuencias de una pandemia.
«Leí tu libro la semana pasada y me sentí como si saliera a tomar aire después de pasar mucho tiempo bajo el agua. Me gustaría agradecerle de todo corazón que haya expresado de forma tan elocuente casi todo lo que había que decir, y que haya proporcionado una razón para la esperanza, cuando yo estaba a punto de desesperar.»
Hemos lanzado una batería de preguntas a distintos pensadores y pensadoras con el fin de acercarnos a un análisis no tanto de la crisis del coronavirus en sí, como de los distintos escenarios de futuro a que nos puede conducir su salida. Aquí las respuestas que nos ha dado Luciana Cadahia, filósofa argentina, autora de Mediaciones de lo sensible. Hacia una nueva economía crítica de los dispositivos (FCE, 2017) y El círculo mágico del Estado (Lengua de Trapo, 2019).
La camaradería es el resultado de la solidaridad, del compromiso y de la disciplina. Es una práctica compleja, en la que se fracasa una vez para levantarse y fracasar mejor. A veces puede ser asfixiante, pero la mayor parte de las veces es liberadora. Somos nosotres en un sentido colectivo.
¿Qué pasa si dejamos de considerar a la propiedad como algo sagrado y “permanente”, que incluso trasciende al individuo (y su supuesto esfuerzo) hasta sus herederos, y empezamos a considerar que esta es imposible sin un complejo sistema de relaciones sociales colectivas que la sostiene desde su origen?
Series como 'Succession' sirven para detectar la corrosión del poder, la política y el dinero mientras nos deleitamos con las disfunciones psicológicas de sus protagonistas. Si la serie sirve para cartografiar el capitalismo multinacional es gracias a su efecto de “totalidad”.
El video presidencial en inglés siguen revelando datos importantes del relato que el gobierno está cocinando, en él se resignifican dos de las imágenes con las que se ha caracterizado al régimen uribista de Duque: la del títere y la del hombre desconectado de la realidad.
Creo que hay pocas definiciones más hermosas de democracia que aquella que reconoce no ser más que el esfuerzo que realizamos conjuntamente para definir a oscuras, acompañado por otros tan ciegos como nosotros mismos, qué es bueno y qué es malo.
Más que luchar por una u otra interpretación, una misión muy loable pero que para mí aún es dudosa en el ejercicio de la crítica cultural, la indefinición de lo afectivo nos debe conducir a identificar a qué anhelos desarticulados apela la cultura popular.
La crítica política y social se consiguió transmitir desde la crítica cultural, en una alianza estética de raigambre nietzscheana en la que la música era un elemento de transformación radical. Este nuevo paradigma no había sido aprovechado por la izquierda tradicional, que dejó pasar el impulso que esta revolución cultural había traído.
Hoy más que nunca necesitamos disponer de horizontes de futuro confiables, asegurar nuestras vidas -y no para cualquier forma de vida, sino para una que valga la pena ser vivida- como condición de posibilidad de cualquier forma de libertad política (pues sabemos que sin seguridad y confianza en el porvenir no hay libertad sino miedo y servidumbre).
La pregunta que tenemos que hacernos es si preferimos vivir peor para mantener ciertos negocios o apostamos por mejorar la vida y forzar un desplazamiento productivo hacia otros sectores. Claramente lo que tiene que primar es la calidad de vida y lo que tiene que adaptarse es el modelo productivo, no al revés.
El duelo, mientras haya recuerdo, afecto, es inevitable. La cuestión consiste en hacer un duelo sano, que sea llevable, en una existencia y una pérdida de la que el sujeto sea capaz de hacerse cargo.
¿Y si las plataformas y su modelo de explotación basado en la extracción de datos hubieran sido solo un impasse en el proceso de construcción del Internet que finalmente se estabilizará en el futuro?
«Es necesario un nuevo movimiento internacionalista y pacifista que en los diferentes países movilice los intereses de las grandes mayorías, que exija la toma de acciones para prevenir conflictos, y en particular que se pongan fuertes límites a las armas nucleares.»
El valor de los libros de Peter Frase, Olin Wright y Aaron Bastani reside en su capacidad para darle la vuelta al famoso dictum de Jameson e imaginar que el neoliberalismo no existe. Hay una potencia afirmativa en esa negación que no es una cuestión menor.
'Los olvidados. Ficción de un proletariado reaccionario' no es un libro más, descubre el hilo común del pensamiento reaccionario contemporáneo y, a la vez, hace un ejercicio de arqueología brillante para responder a las entelequias de un obrerismo que pretende invocar a una clase obrera que jamás existió.
¿tan importante es la relación que se da entre el mundo de lo lleno y de lo vaciado? Parece probable que sí, que sea necesario todo este despliegue orientado a disimular la naturaleza conflictiva de las relaciones sociales de lo vaciado, hacia dentro y hacia fuera, sobre todo porque todos los sujetos implicados arriesgan mucho en este juego.
Con el verano liberamos algo de tiempo libre para dedicar a la lectura, al cine o simplemente a no hacer nada. En el IECCS hemos recopilado algunos títulos de ensayos y novelas para que podáis disfrutarlas durante el mes de agosto, y hacer así algo más ameno este calor insufrible.
Si necesitamos pensar lo que nos está ocurriendo, ¿no sería importante que reflexionáramos sobre si lo que está sucediendo solo corrobora nuestras categorías y plantillas previas o si marca una diferencia aún por establecer?
¿En qué se debe basar, entonces, nuestro hacer político y sus distintos modos? He aquí la pregunta fundamental. La respuesta por la que aquí apostamos es la autonomía, la capacidad del grupo para dotarse de sus propias reglas independientemente de factores externos.
El necro-liberalismo asume de forma explícita y obscena la imposibilidad de conjugar el mantenimiento de la vida con el mantenimiento del orden político y económico, de ahí que se caracterice por hacer gala y enarbolar sin complejo alguno la bandera del desprecio a la vida.
A pesar de la omnipresencia de este debate, es necesario cubrir una carencia fundamental de la mayoría de estos discursos: rebatir el desdén generalizado ––en gran parte de las ocasiones automático; en otras sencillamente visceral–– hacia la nostalgia y, en consecuencia, hacia su poso melancólico.
"La pandemia ha enfatizado enormemente una tendencia que ya se estaba dibujando: una condición de miedo a la corporeidad, me atrevería a decir, incluso, una sensibilización fóbica hacia el cuerpo del otro."
La guerra en Ucrania sitúa en un primer plano la importante dependencia energética exterior de la UE y aboga por una aceleración en el proceso de transición verde acometida en toda su extensión.
La coyuntura tiene la singularidad de ser aquel momento sin el cual no se podrían visualizar ni reflexionar sobre determinados problemas políticos. Pensar la coyuntura implica, decía el epistemólogo crítico Hugo Zemelman, comprender el presente-potencial.
La afirmación de Wittgenstein de que no existe “aplicación” de una regla porque la instancia de aplicación es interna a la propia regla y, como consecuencia, la transforma, es totalmente válida como principio rector para escribir una tesis.
En suma, Mercado y Estado no son términos antitéticos, sino necesariamente complementarios. Pero decimos más: no se trata sólo de considerar que ambas realidades son dependientes históricamente, sino de enfatizar que sus componentes estructurales están tan sumamente involucrados que sus contornos llegan a hacerse borrosos, hasta el punto de confundirse.
Este texto se publica en el marco del debate que tuvo lugar en el seminario "Marx y El Capital en el mundo contemporáneo" entre Jesús Rodríguez y Manuel Romero a propósito del lugar de lo político en la teoría marxista.
La serie es un éxito puesto que (re)construye cómo una ideología como la Alt-Right puede llegar a ser hegemónica y lo hace en una dialéctica constante con la realidad que vive la sociedad estadounidense y sus pilares racistas.
El miedo de no saber qué demonios va a pasar con nuestra vida y con la de aquellos que queremos. El miedo de mirar al futuro y no saber qué esperar. El miedo de no ver un horizonte de posibilidad, sino un muro tras el cual no sabemos qué se esconde.
Si el ecologismo desea tener una incidencia real en las disputas políticas del futuro inmediato (y es imprescindible que la tenga) no puede pasar por alto las peculiaridades y temporalidades de las diversas esferas de lo humano.
Como dice Eva Illouz en el prólogo del libro de Horvat, parece que el capitalismo nos ha arrebatado la capacidad de amar de manera radical. Nos encontramos ante la imposibilidad de replantear un concepto que parece haber quedado diluido entre las crisis del neoliberalismo.
El contexto Covid-19 nos trae un 'horror vacui' diferente, algo más angustiante que la patología psicológica conocida como 'fear of missing out' (FOMO), la posibilidad de que no nos estemos perdiendo nada porque nada está pasando y nada puede pasar.
Si ya no vemos igual, ni desde los mismos dispositivos, si cada vez hay más oferta de productos audiovisuales y el fútbol no mueve ficha, corre el riesgo de quedarse fuera de los nuevos mercados del consumo audiovisual.
En definitiva, en el Manifiesto la ciencia le habla a la política como un cliente exigente que demanda aquellos servicios por los que paga. Esta posición no es nueva. Viene construyéndose desde hace décadas, en especial desde el mercado hacia el Estado.
Gorriti es Filósofa, becaria doctoral CONICET y docente de la UNC. Autora de Nicos Poulantzas: una teoría materialista del Estado (Doble ciencia). Farrán es Filósofo, Investigador CONICET y docente de posgrado (Universidad Nacional de Córdoba). Autor de Badiou y Lacan: el anudamiento del sujeto (Prometeo), Nodal. Método, estado, sujeto (La cebra) y Nodaléctica (La Cebra).
El pensamiento de Davis, como buen materialista y marxista, operaba en continuo diálogo con el ruido del presente, con sus obstáculos, sus rugosidades y pliegues, sus pervivencias, sus proyecciones y posibilidades.
En este marco el ámbito de la cultura cobra especial importancia en la consecución de la hegemonía, proceso a través del cual se universalizan intereses y afectos, en palabras de Gramsci, “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político”.
Las comunidades no se pueden descontextualizar de los modos de producción en las que están insertas, de las transformaciones que se producen y en las que son producidas por seres humanos en el paso de sus vidas.
Hay una creencia generalizada de que el progreso de la ciencia es imparable y de que la tecnología todo lo puede. No cabe en nuestras mentes, pero especialmente en la de nuestros gobernantes, que pueda haber límites biofísicos y energéticos a lo que somos capaces de hacer
Como defendió Matt Colquhoun recientemente en su blog, la serie no es el capitalismo avanzando a través de la apropiación del sentimiento anticapitalista sino el sentimiento anticapitalista avanzando a través de la apropiación del capitalismo.
Disney no podría habernos ofrecido un simbolismo más explícito de su empresa ideológica: Una casa (propiedad privada) que requiere de nuevas, reformadas y más progresistas, formas dentro de la misma institución (familia) para poder recuperar la magia (herencia).
Actualmente el debate se ha simplificado a partir de la categoría de "lo posmo", de manera que si te preocupa lo estético para construirte como sujeto, parece que estás abandonando la lucha de clases.
No es nuevo decir que, tras décadas de neoliberalismo, la responsabilidad sobre el empleo descansa cada vez más sobre los propios individuos. Cada vez son más los programas educativos que añaden en sus currículos una nueva y apetecible competencia: la empleabilidad.
Los nuevos periodistas crecen sabiendo que su futuro es un campo de minas, estudian una carrera muy mal estructurada y muy exigente y, como recompensa a todo ese aguante, obtienen un puesto mal remunerado, tremendamente esclavo y, por supuesto, inestable y frágil.